El 14 de marzo, la Alcaldía de Bogotá anunció que el 1 de abril la tarifa de Transmilenio quedará en $2.200 y el SITP en $2000. Igualmente, la Secretaría anunció que ampliaron el tiempo para hacer transbordos. Así durante 95 minutos las personas podrán realizar dos transbordos. Antes el tiempo era de 75 minutos.
De acuerdo al nuevo esquema de tarifas, no se cobrará nada cuando el usuario pasa de un Transmilenio a un SITP o cuando pasa de un SITP a otro SITP. Antes el costo era de $300. Ahora se van a cobrar $200 cuando el usuario pasa de un SITP a un Transmilenio. Antes la tarifa era de $300.
Igualmente, se creará una tarjeta TuLlave fidelizada que ofrecerá hasta dos viajes a crédito cuando el usuario no posea saldo. Actualmente, se ofrece solo uno. Hasta el 30 de junio, los usuarios podrán actualizar las tarjetas para acceder al beneficio.
Frente al aumento de las tarifas, Publimetro consultó a varios expertos en movilidad. El profesor, Fernando Rojas afirmó que “el aumento es totalmente inoportuno. Llevamos 14 meses y han subido dos veces las tarifas. No se ven las mejoras ni en Transmilenio ni en el SITP. Además, los buses están viejos, los operadores están quebrados, entre muchos otros problemas que existen”.
El experto señala que la solución es facilista. El aumento de las tarifas representa “un golpe en las finanzas de los usuarios quienes se van a bajar del bus por los altos precios. Además, la reducción de la tarifa en los transbordos es una colombina para distraer porque no se resuelve el problema central que es el incremento en $200 y $300 pesos en Transmilenio y SITP respectivamente. Además, esto afecta las finanzas de las personas de estrato 1, 2 y 3 que son las que más se montan en Transmilenio”.
El aumento es justificable, pero se está engañando a los usuarios
La integrante del Combo 2600, Juanita Soto, afirma que “el aumento de las tarifas es necesario porque hay un déficit de 800 mil millones en la operación del sistema de transporte”.
Soto explica que este déficit se debe a que “valen más los costos operativos del sistema como la gasolina, el salario del conductor, el mantenimiento, entre otros, que lo que paga el usuario por el pasaje. Esta diferencia no está cubierta y por eso hay que subir los costos, ya que la tarifa pagada no es igual a la tarifa técnica que cuesta cada pasajero”.
Juanita considera que el error radica en que “la Alcaldía lo vende como una estrategia para mejorar el sistema de transporte pero no es cierto porque el aumento de tarifas se da para cubrir el déficit del sistema. No está bien decirle a los usuarios que la plata se usa para una cosa cuando en realidad se implementa para solucionar otros problemas”.
Otro problema que percibe Soto es que el Distrito debe buscar otras alternativas que ayuden a cubrir ese déficit del sistema de transporte. “Una son los cobros por congestión que consiste en una tasa que se cobra por circular el vehículo en determinadas zonas de la ciudad. Otro es cobrar por el estacionamiento en vía y funciona generando un sistema de parqueo en la vía pública en lugares autorizados. Así, quienes estacionen los carros tendrán que pagar una cuota”.
Otra medida para reducir el déficit del transporte público en Bogotá es “aumentar la sobretasa en la gasolina. Aunque ya con la reforma tributaria se hizo esto, el Distrito podría cobrar un poco más para utilizar esas ganancias. Igualmente, se puede cobrar una sobretasa a quienes utilicen los parqueaderos públicos”.
Para Juanita “hay una serie de incentivos con el tema de los transbordos porque si se cobraran los $300 pesos se pagaría en total $2.500, pero solo se está pagando $2200 para el caso de Transmilenio. También, es bueno que se aumente el tiempo del transbordo, teniendo en cuenta las malas frecuencias del sistema. Además, es bueno que se aumente el crédito en la tarjeta TuLlave porque los usuarios se vuelven frecuentes”.
