Una investigación de la Contraloría General de la República puso la alarma sobre la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), por daños patrimoniales de gran costo para las finanzas de la entidad y que han afectado a los habitantes de Bogotá y la Sabana.
Según la investigación, el problema más grave de la entidad radica en obras con sobrecostos excesivos, como un convenio en 2013 en el que la CAR habría pagado cinco millones de pesos por cinco palas, que podían costar menos de 50.000 pesos en una ferretería.
Así mismo, la entidad encontró que una capacitación para cinco funcionarios podrían haber pagado 6,7 millones de pesos en la Universidad Nacional, o 30 millones de pesos en la Universidad Libre, costó más de 116 millones de pesos.
Otros artículos como un medidor digital de $3,8 millones que fue facturado por la CAR en $23 millones también están siendo analizados por el ente de control, por un detrimento millonario en el patrimonio de los bogotanos.
Otro de los preocupantes hallazgos de la Contraloría radica en una intervención realizada al cauce del Río Frío, en Chía. La inversión de $1681 millones afectó una zona que no solo no se inundaba, sino que resultó en un peor riesgo para la región.
Esto preocupa, en especial, porque entre los encargos a la CAR cuenta la millonaria obra de recuperación del Río Bogotá, en la que se invertirán más de dos billones de pesos en las inversiones de plantas de tratamiento de Canoas y Salitre.
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