Aunque no son ornitólogos profesionales, con su amor y cuidados dedican su día a día, en su colegio Eduardo Umaña Mendoza, ubicado a un costado de la avenida al Llano, justo en el lugar donde termina la ciudad y empieza el campo, a ser ambientalmente responsables.
“Si miras hacia el norte ves la ciudad con su cantidad de casas y edificios, pero si miras al sur aún se ve el verde de las montañas. Está despejado, y eso que las construcciones se han ido apropiando de este paisaje”, dice Nury Stella Penagos, docente del colegio.
Penagos, en compañía de su colega William Tupaz, decidió meterse de lleno en la tarea de lograr que sus estudiantes se enamoraran de lo que encuentran a su alrededor.
Así nació: ‘Me lo contó un pajarito, Guardianes de las Aves’, el proyecto que enseña a los estudiantes a cuidar, respetar y empoderarse de su territorio.
“Este colegio es una montañita rodeada de mucho verde y mucho color, entonces con el profesor William empezamos a pensar cómo hacíamos para que los estudiantes más pequeños se interesaran por lo que había a su alrededor. Nos dimos cuenta de que las aves, de las que hay muchas especies en la localidad por estar ubicados en la parte baja de los cerros orientales, les llamaban la atención, entonces decidimos irnos por ese camino”, explica Nury Stella.
El proyecto, que ya tiene ocho años, consiste en que todos los lunes, miércoles y viernes a las 6:30 a.m., los “guardianes” recorren los rincones de la institución para llevar a cabo jornadas de avistamientos.
De hecho, sus actividades han trascendido fronteras. Gracias a la organización Partners of the Americas, iniciaron una amistad con la escuela primaria de Blue Lake en Florida (Estados Unidos) e, incluso, la profesora Nury ha sido invitada a países como Argentina.
Es tal el impacto que esto ha ocasionado en los estudiantes de tercero a quinto de primaria, que se ha aprovechado para, a la par de las ciencias naturales y del desarrollo de capacidades ciudadanas, fortalecer áreas como matemáticas, inglés y español.
“Con los apuntes que tomamos en los avistamientos, el número de especies y las agrupaciones de aves, hacemos operaciones matemáticas en clase. También escribimos cuentos, hacemos exposiciones y lo más chévere, le escribimos cartas en inglés a los niños de Blue Lake y ellos también a nosotros. Eso me encanta porque me gusta el inglés”, dijo Melody Saray, una pequeña de nueve años.
Por otro lado, la idea es que el trabajo arduo que han realizado en conjunto en esta institución sea cada vez más y más conocido, razón por la cual los planes a futuro dan rienda suelta al sueño de realizar la primera guía de aves de Usme.
“En todos estos años de trabajo y avistamientos, hemos registrado 92 especies de aves que habitan en Usme. Es una cifra importante y como no existe una guía de aves para esta localidad, decidimos ser nosotros los primeros en regalarle ese material a la ciudad. Creemos que si conocemos nuestra biodiversidad vamos a cuidarla más y a generar conciencia sobre la importancia de protegerla”, explica el profesor en ciencias naturales y educación ambiental, William Tupaz.
Y es que con las fotografías de los guardianes, las ilustraciones hechas a mano y donadas por docentes del Distrito, así como del grupo de Ornitología de la Universidad Nacional, la primera guía está a punto de volverse una realidad.
“Estamos en proceso de edición, nos falta poquito para pasarlo a diagramar y publicarlo con el apoyo del colegio. Este trabajo se ha logrado gracias al compromiso de nuestros niños y de las personas que hemos encontrado en el camino y que han regalado su tiempo y su trabajo con la única intención de aportar su granito de arena a la construcción de un mundo mejor”, asegura Nury.
Por ahora, lo que es claro es continuar con el objetivo: hacer que los niños sean mejores personas y ciudadanos, así como darles la oportunidad de ampliar sus perspectivas.