Jorge Eliécer Gaitán estuvo ocho meses como alcalde designado de Bogotá en 1936. Una de sus propuestas fue la redensificación del centro, que consistía, entre otras, a volver a darle vida a zonas para el beneficio de los habitantes. 76 años después la secretaria distrital de Hábitat, María Valencia, nieta del prócer liberal, quiere revivir esta idea con un gran propósito: la construcción de miles de viviendas sostenibles para personas con pocos recursos, casi 64 mil más que la anterior administración.
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Tenemos una meta muy fuerte que incluye la construcción de 70 mil viviendas y darle énfasis a la Vivienda de Interés Prioritario (VIP), que ha estado en un abandono muy fuerte en las anteriores administraciones. La VIP es para personas con menores recursos económicos y que siguen sin opciones de techo. Ésta cuesta menos que la vivienda de interés social, que tiene como tope 70 salarios mínimos legales y un mínimo de 50.
Los recursos saldrían dependiendo de los sectores. Hay alianzas público-privadas nacionales e internacionales. Para la construcción de las 70 mil viviendas se necesitan aproximadamente 450 mil hectáreas, pero no significa que se tome un solo sector. En cada una de estas áreas habrá una apuesta de densificación diferente.
Vamos a revitalizar zonas, para volver a darles vida. El ejemplo más concreto es lo de las 400 hectáreas aproximadas de las bodegas. Es una zona recurrente en las mañanas, porque la gente va a trabajar, pero en las noches eso muere y no hay apropiación del lugar. Esto se vuelve en una cuna de inseguridad y de abandono. En ésta se incluirán a los habitantes del sector. Además de espacios públicos, andenes generosos, farmacias, carnicerías, centro de salud, colegio de los niños, un centro de deportes e internet.
La VIP será sostenible ambientalmente. La idea es que los constructores le apuesten a esta alternativa para toda la vivienda. Esto quiere decir cosas supremamente sencillas: que se ponga la casa con la cara al sol, porque muchas de la viviendas están construidas de forma que no reciben sol en el día y esto crea consecuencias de salud pública; los vientos, que no se tienen cuenta para saber dónde tienen que ir los baños y las cocinas, porque entran olores que penetran toda la casa; la luna, porque tiene una fuerza de rayo muy fuerte; y el agua, que es cómo se va a utilizar y el uso que se le dará a la lluvia. Es cómo se ubica y dispone la casa.
Tomámos como metodología el sector de Chiguaza, que tiene 12 barrios. Se hizo una apuesta de construcción en conjunto a través de la cultura participativa del hábitat, que es una cultura de apropiación del espacio, porque básicamente están pobladas de una manera autoconstruida ya que sus habitantes son los que han construido la mayor parte de esta ciudad. Tanto aquí como en los demás barrios vamos a visualizar los oficios para que la misma comunidad sea la que vaya mejorando el barrio, porque lo ajeno no es siempre bien protegido.