Ciudades como Londres, San Francisco y Nueva York registran cada vez un menor número de nuevos contagios de sida y los expertos atribuyen gran parte de este logro a una pastilla: la profilaxis previa a la exposición, mejor conocida como PrEP.
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Si se toma a diario la PrEP consigue reducir en más del 90% las posibilidades de contraer el VIH a través del sexo o en un 70% por el uso de agujas no esterilizadas o utilizadas por múltiples personas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés).
La farmacéutica estadounidense Gilead Sciences la empezó a comercializar en 2012 bajo la marca Truvada.
Y, tres años después, la Organización Mundial de la Salud (OMS) comenzó a recomendar su uso para prevenir el VIH entre los colectivos con alto riesgo de contraerlo, como los homosexuales, los hombres bisexuales y sus parejas femeninas, los trabajadores sexuales o las parejas de alguien infectado con este virus.
Pero si bien sus resultados ya se ven en países desarrollados, el alto precio de este tratamiento lo ha mantenido alejado de las zonas más vulnerables.