"La robótica es mi pasión, le dedico horas después de la escuela y casi todo el tiempo de mis vacaciones", dice Erika Aguilar, una estudiante mexicana de 12 años.
Dice que aprende a armar y programar robots, pero también lógica y a trabajar en equipo.
Está en un aula con otros ocho niños y adolescentes de entre 10 y 18 años que han viajado a concursos de robótica en distintas partes del mundo, a países como Costa Rica, Tailandia o Indonesia.
Tienen en común que hablan de robots como si fueran algo muy sencillo.
Asisten a clases en Robotecnia, una escuela privada en el sur de la Ciudad de México. Es una de las instituciones más reconocidas impartiendo esta actividad, pero no es la única.
"En México hay un auge de escuelas de robótica en clases extracurriculares. En Brasil empieza este movimiento, en Costa Rica lleva un par de años, pero en México lleva una década", dice Carlos Pérez, director en México de World Robot Olympiad (WRO), una competencia mundial de robótica para jóvenes.