Hay conocimientos que se nos quedan en la memoria sin que los volvamos a cuestionar. A veces son imprecisos, otras falsos y, en ocasiones, se consideraban ciertos en la época en la que los aprendimos pero ya no.
Asociaciones como la del ‘norte’ con ‘arriba’, expresiones como «los siete mares» y hasta las capitales que aprendiste en el colegio pueden llevar a equivocaciones.
Afortunadamente, las revisiones son interesantes pues tienen un elemento de descubrimiento, ese que nos lleva a exclamar: ¡Ah! ¡Yo creía que era distinto!
«Todo lo que sabías del planeta Tierra es errado» es un libro lleno de esos pequeños descubrimientos y su autor, el científico Matt Brown, quiso compartir con los lectores de BBC Mundo algunas de las curiosidades con las que se topó.
Tierra de nadie
En un mundo en el que los conflictos por territorios han sido casi una constante, uno pensaría que no existe ninguna terra nullius.
Terra nullius es una expresión del latín que significa «tierra de nadie» y es un principio de la Ley Internacional para describir un territorio que puede ser ocupado legalmente por algún Estado.
Pero hay un lugar en África que nadie quiere ocupar.
Bir Tawil es un área de unos 2.060 kilómetros cuadrados a lo largo de la frontera entre Egipto y Sudán.
El despreciado cuadrilátero hizo su aparición a principios del siglo XX en una disputa entre dos versiones rivales de las fronteras.
Los países vecinos siguen disputándose una franja adyacente de tierra pero nadie quiere la anomalía árida y desolada que es Bir Tawil.
Su inusual estatus ha atraído a varios oportunistas -la mayoría occidentales- que han reclamado el territorio como suyo.
En 2014, un campesino de Virginia, EE.UU., plantó una bandera en Bir Tawil y se proclamó gobernador del «Estado de Sudán del Norte», todo para que su hija pudiera ser princesa. Nadie, aparte quizás de su hija, lo tomó en serio.
Quién fue el primero en circunnavegar el mundo
¿El intrépido explorador portugués Fernando de Magallanes le dio el nombre al océano más grande del mundo?*
No precisamente… aunque eso no le quita mérito.
Magallanes se embarcó en su épico viaje en 1519. Tras muchas aventuras, la expedición alrededor del mundo finalmente regresó al punto de partida tres años más tarde.
El periplo se había cobrado un alto precio: de los 270 tripulantes que zarparon de España sólo 18 regresaron vivos.
Magallanes no fue uno de ellos.
En 1521, la expedición había llegado al extremo oriental de Filipinas, donde los nativos los guiaron a la isla de Cebú. El capitán y su tripulación se volvieron tan amigos de los habitantes que se ofrecieron a ayudarlos a atacar a sus enemigos en una isla vecina.
El mismo Magallanes lideró el ataque pero rápidamente fue acorralado, herido con un dardo, apuñalado y golpeado hasta la muerte.
Los primeros en circunnavegar el mundo en un sólo viaje fueron entonces los 18 hombres que regresaron a España bajo el comando de Juan Sebastián Elcano… algo que no tenían planeado.
La idea original era encontrar las Islas de las Especies y regresar por la misma ruta por la que habían llegado. Pero después de todo lo que habían pasado, escogieron una ruta más simple para volver a casa e hicieron historia.
Magallanes lo llamó «Mar Pacífico», pero no fue el primer explorador europeo que lo vio.
Años antes, el español Vasco Núñez de Balboa había liderado una expedición por el ismo de Panamá y, tras divisar el océano, se dirigió a la costa, se metió en el agua y con la espada en alto proclamó la posesión del nuevo mar y todas las tierras que bañaba para la corona española…
¿Y los mares siempre tienen costas?
Los océanos son vastas extensiones de aguas abiertas, mientras que los mares están bordeados al menos por un lado por tierra.
Algunos están casi completamente rodeados, como en el Mediterráneo y el mar Negro.
Otras veces, las fronteras son más confusas y debemos jugar a unir los puntos con cadenas de islas para descubrir dónde el mar se convierte en el océano.
Pero, en general, los mares tienen costas, aguas en las que podemos chapotear.
Hay una excepción, y solo una, a esta regla.
El mar de los Sargazos, en el lado occidental del Atlántico, no tiene fronteras terrestres.
Está acorralado por el giro oceánico del Atlántico Norte, un aro de corrientes que lo envuelven.
El giro mantiene las aguas de los Sargazos calmadas y claras, aunque están cada vez más plagadas de residuos plásticos.
Por esa razón, el mar ha adquirido un nombre más triste: la mancha de basura del Atlántico.
Medimos los terremotos con la escala Richter
Eso es lo que muchos aprendimos en el colegio.
Pero resulta que la escala Richter no es muy exacta. A pesar de que a menudo es citada por la prensa, sólo hay un lugar en el mundo en el que los científicos la siguen utilizando: Hollywood.
El sistema fue concebido en 1930 por los sismólogos Charles Richter y Beno Gutenberg para un propósito específico: categorizar la energía desprendida por los terremotos en un área de California usando un tipo de sismógrafo.
La escala funciona bien en esas condiciones pero no es adecuada en otros lugares y es imprecisa en magnitudes grandes.
Es por eso que en la década de 1970 se diseñó un nuevo sistema que hoy en día es el estándar de los sismólogos en todo el mundo: la escala sismológica de magnitud de momento.
Así que la próxima vez que leas de un terremoto de magnitud 8 en la escala Richter sabrás que el autor de la noticia muy probablemente está citando la escala sismológica de magnitud de momento.
Aunque es un sistema más universal sufre de un nombre poco atractivo y de bajo perfil público, por lo que nos quedamos con Richter, tan solo con el nombre.
Antes de irte, quizás quieras ver esta belleza…
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