Brenda Andrew lleva casi 15 años en el corredor de la muerte.
Esta mujer de Oklahoma, Estados Unidos, fue condenada a la pena capital tras ser hallada culpable de asesinar a su marido, Robert, en 2001.
Según la sentencia, Brenda planeó el crimen junto a su amante, James Pavatt (también condenado a muerte), para cobrar la póliza del seguro de Robert.
Basándose en las evidencias, el tribunal consideró sobradamente probada su culpabilidad.
Pero algunos de los argumentos utilizados en su contra durante el proceso fueron también objeto de críticas por creer que no eran oportunos ni relevantes para juzgar el crimen.
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Entre ellos, el jurado pudo escuchar las presuntas aventuras extramatrimoniales de Brenda desde años antes del asesinato. También se conocieron detalles sobre el tipo de ropa que solía vestir.
Además se mostró la ropa interior encontrada en su maleta después de que ella huyera a México, y que según el fiscal demostraba que no vivía como "una viuda afligida" tras la muerte de su marido.
Y estos factores, según jueces que revisaron su caso y que reconocieron "errores" durante el proceso, pudieron ser determinantes a la hora de influir en la decisión del jurado de condenarla a muerte.