Como vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence le ha dado vigencia a una frase de John Adams, el primero en ocupar su cargo 229 años atrás: "No soy nada, pero puedo ser todo".
Pence está lejos de ser la figura intrascendente que otrora representaban los vices de este país. Por el contrario, algunos le atribuyen gran influencia en el gobierno de Donald Trump y su Partido Republicano.
Pero este exgobernador de Indiana de 59 años suele moverse lejos de los focos de atención que posan sobre Trump y evita las polémicas de su jefe, por lo que pasa inadvertido para muchos.
Y Pence puede llegar a serlo "todo" por los riesgos políticos que enfrenta Trump, en especial después que su exabogado lo implicara en delitos de financiación de campaña electoral la semana pasada.
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Si Trump cayera en un eventual juicio político, su reemplazante constitucional sería el evangélico conservador Pence, quien ya es visto como alguien que llena vacíos dejados por un presidente con menos experiencia política y envuelto en escándalos.
De hecho, un nuevo libro sobre Pence lo presenta como un "presidente en la sombra", con un rol activo en asuntos de gobierno, su propio comité nacional de acción política, gente de su confianza en la burocracia federal y viajes constantes alrededor del país.
Y los defensores de Pence reaccionaron rápidamente.
"Nunca vi tal odio derramado contra un hombre tan bueno. El vicepresidente Pence es un servidor público dedicado, que hace un trabajo ejemplar para nuestra nación", indicó Franklin Graham, una de las principales figuras evangélicas del país.
"Ataques como éste contra él y el Señor que él sirve deben recordarnos a todos que lo mantengamos en nuestras oraciones", agregó.
"Aspira al máximo cargo"
Cuánto poder tiene Pence actualmente es una pregunta que genera diferentes respuestas.
Chad Griffin, presidente de Human Rights Campaign, una organización defensora de los derechos LGBT, sostuvo que es "no sólo el más poderoso vicepresidente de la historia, sino el menos escudriñado".
D’Antonio señala que "quizá sea el más poderoso en asuntos domésticos" y señala que su mano se vio en las nominaciones de dos jueces conservadores que Trump hizo para la Corte Suprema de Justicia, así como en designaciones judiciales de menor nivel.