Hace exactamente un año, el París Saint-Germain rompió todos los límites conocidos en el fútbol con la contratación del brasileño Neymar, pagando al Barcelona los US$270 millones de su clausula de rescisión.
Fue el traspaso que estableció una nueva realidad en el mercado de transferencias de jugadores en Europa, en el que los precios de los futbolistas ha subido considerablemente en los últimos 12 meses.
Estos ha obligado a los clubes adaptarse a las nuevas condiciones de un mercado que sigue siendo dominado por los equipos de la Liga Premier inglesa, de lejos la que más dinero genera en el mundo.