Hace cuatro años, el 11 de agosto de 2014, una noticia sacudió los titulares de las revistas y sitios de internet especializados en espectáculos: Robin Williams, uno de los mejores comediantes estadounidenses y ganador del Oscar en 1997, había muerto a los 63 años.
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Pero tal vez lo que sorprendió más fue la forma en que había fallecido: se había suicidado con una correa, que había puesto alrededor de su cuello y que había sujetado al marco del armario de su dormitorio.
¿Cómo un hombre que se había pasado la vida haciendo reír a los demás acababa quitándose la vida?, se preguntaron muchos.
Este fin de semana se estrenó en Reino Unido el documental "Robin Williams: Come Inside My Mind" (Robin Williams: ven adentro de mi mente), dirigido por Marina Zenovich y producido por la cadena estadounidense HBO.