Después de horas de incertidumbre, finalmente Luiz Inácio Lula da Silva se entregó a la Policía Federal el sábado para ir a la cárcel.
El juez federal Sérgio Moro había dado de plazo hasta las 17 horas del viernes al expresidente de Brasil para presentarse a cumplir una condena de 12 años y un mes de prisión por corrupción.
Lula obedeció la orden de Moro y dijo públicamente a sus seguidores que la decisión la tomaba de forma consciente.
Según la Justica brasileña, Lula es culpable de recibir un apartamento en la costa de São Paulo por parte de la constructora OAS, como retribución de contratos con la petrolera estatal Petrobras.
El Supremo Tribunal Federal (STF), la máxima corte brasileña, negó el miércoles un ‘habeas corpus’ solictado por la defensa de Lula para evitar su arresto mientras se agotan todas sus apelaciones judiciales.
Pese a la condena, el líder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) está al frente de las encuestas para las elecciones presidenciales de octubre.