Dejarles el teléfono móvil a los niños desde muy corta edad se ha convertido en una escena muy habitual entre familias de todo el mundo.
El problema, tal y como apuntan muchos pediatras, es que un celular no es un juguete.
"Tenemos que educarles a manejar su educación con las pantallas", le dice a BBC Mundo María Zabala, periodista española especializada en ciudadanía y educación digital.
Pero más adelante, con la llegada de la edad escolar y la adolescencia, surge la pregunta del millón: ¿debería comprarle a mi hijo un teléfono móvil?
"Buscamos una respuesta rápida que resuelva milagros, pero no la hay", explica Zabala.
La venezolana María Álvarez, que dirige desde la ciudad estadounidense de San Francisco la Comunidad Latina de Common Sense Media, una organización sin fines de lucro que ofrece consejos a familias sobre aspectos relacionados con la tecnología, dice que se trata de un "dilema global".
"Es una pregunta muy frecuente y que viene determinada por la falta de experiencia de los padres. Y la respuesta no tiene números mágicos", afirma la especialista.
Los niños suelen ejercer chantaje para conseguirlo. "Todos mis amigos tienen uno (y yo soy el único que no tiene)" es la frase más habitual.
Pero, ¿cómo deben actuar los padres?