Algunas sirven en los aposentos de los obispos o cardenales. Otras trabajan en las cocinas de las congregaciones de la Iglesia.
Algunas se levantan al amanecer para preparar el desayuno y no se acuestan hasta que la cena esté servida, la casa arreglada y la ropa lavada y planchada.
Ninguna tiene horario ni paga fija que, en caso de existir, pudiera considerarse digna y proporcional al servicio que brindan.
Pero es aún peor: no son reconocidas como pares, ni se les permite ejercer otros oficios para los que están capacitadas y se les ignora sus derechos.
Esa es la vida de muchas monjas que están sometidas a una vida de servidumbre, mayoritariamente al clero masculino de la iglesia Católica, según un artículo publicado este jueves en la revista mensual Donne, Chiesa, mondo (Mujeres, Iglesia, mundo) de L’Osservatore Romano, el diario oficial del Vaticano.
Su director, el profesor Giovanni Maria Vian, elogió el artículo y dijo a BBC Mundo que es una señal de que las cosas "sin duda, van a cambiar".
Excluidas de la mesa
La periodista en temas religiosos Marie-Lucile Kubacki entrevistó para su artículo a varias religiosas que -usando seudónimos- denunciaron condiciones económicas y sociales injustas, así como las presiones psicológicas y espirituales que enfrentan.