El yumbeño que ya es conocido y no precisamente por su participación política, se está lanzando a la alcaldía del territorio que lo vio nacer para buscar “la mejor alcaldía de Colombia”. Ronald Mayorga es un periodista egresado de la Universidad del Valle, quien se graduó con uno de los mejores puntajes de su carrera.
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Su vida profesional no comenzó específicamente en el mundo del entretenimiento. En un principio Mayorga fue jefe de prensa de la alcaldía de Yumbo y también hizo consultorías.
PUBLIMETRO conversó con el precandidato a la Alcaldía de Yumbo y conoció sus deseos por ejercer el alto mando del municipio.
¿Cómo se sentía en el mundo del entretenimiento? ¿Le agradaba por completo o qué le disgustó que lo llevó a dejarlo?
Fue una etapa como de crecimiento profesional supremamente bonita y a la que siento que le debo mucho. Hacer medios de comunicación yo creo que me formó como profesional pero también como ser humano. Ahora que estoy en un escenario de lo público, político, yo creo que ya vengo hervido como en algunas aguas que son muy importantes hervirse. Las aguas del ego, las aguas de la sensibilidad con la gente, del respeto por la gente en todas sus posiciones, del cuidar incluso el exceso de protagonismo y el exceso de exhibición pública también.
Por ejemplo, el tema de venir de los medios de comunicación me enseñó que a veces callarse y guardar silencio también es una acción muy inteligente. Entonces eso me enseñó mucho y siento más como profesional pero también siento que no como en esa limpieza, en ese crecimiento del desarrollo personal.
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¿Qué lo motivó a dejar el cargo como secretario de cultura y lanzarse a la alcaldia de Yumbo?
Creo que hay que tomar una decisión audaz y creo que este es un momento de cambios en los escenarios electorales. Digamos que el paso por la Secretaría de Cultura ya me permite entender que hemos avanzado en el ejercicio de lo público. Creo que era necesario pasar por ahí, estar a cargo, digamos, de un presupuesto tan robusto como el que tiene la Secretaría de Cultura, de una planta personal tan robusta, de una secretaría que es transversal en una ciudad como Cali, para entender en efecto que sí hay una capacidad de trabajo y una capacidad de aportar en lo público para asumir el reto de lo electoral, porque son distintos. Una cosa es estar en temas de gobierno, otra cosa es meterse en una campaña política y asumir primero lo electoral. Y ahí dijimos, creo que estoy preparado y creo que es el momento. A veces hay que olfatearse también cuando es el momento. Y creo que lo que pasó con la elección del presidente Petro y la vicepresidenta Francia abrió una nueva ventana de oportunidad para nuevos liderazgos, sobre todo en un departamento como el nuestro que es tan de castas políticas, tan de clanes políticos y donde normalmente no se permite pensar que sí es posible que una figura alternativa, nueva, distinta, outsider, pueda dar una batalla así. Más en un municipio como Yumbo, donde se supone que las elecciones casi que están escrituradas y que están prearmadas con mucha anticipación. Y resulta que no.
¿Siempre estuvo entre sus planes pertenecer a la política?
Sí, yo nací político, muy político, de una familia muy política, de hecho recuerdo muy bien que cuando hice la entrevista para ser practicante en Caracol, hace muchos años, la gerente me preguntó, ¿Usted qué quiere hacer? Y yo, política. Y me dijo, pero el campo que hay es para hacer entretenimiento y deporte y yo dije hágale. Yo no me le arrugo absolutamente nada, pero sí, siempre he tenido claro eso. De hecho, fíjate que cuando estaba tal vez en mi punto máximo de exposición pública de televisión en la red, había una falencia como en el alma, y yo dije, pero ¿esta insensación qué es? Se supone que esto está muy chévere y que debería disfrutar mucho lo de ser presentador. Y lo que entendí es que ese otro lado de compromiso social o de empatía social me estaba faltando. Estando en la red fue que armé una fundación que se llama El Valle de Nuestros Sueños, que existe hace 10 años y que hace trabajo social en Yumbo, justamente, un poco para equilibrar eso que me faltaba. Yo nunca he estado lejos del activismo social, de las causas sociales. De hecho, es muy divertido porque estando en la red, yo me iba a buscar recursos para la fundación.
¿No crees que de alguna forma eso te podría restar un poco de credibilidad en la gente que te sigue viendo de pronto como en ese mundo ligero, metiéndote en una vaina tan seria como es la administración pública, una alcaldía?
A mí eso me encanta, por el contrario, porque yo tengo muy claro mi formación y lo que soy. Para ser política lo primero que se requiere es reconocimiento. Ese es el primer paso, que a vos no te tienen la puerta en la cara, porque hoy la gente odia a los políticos y recibe con beneplácito, con cariño a quien no sea político. Y eso antes no es una habilidad, es una gran ventaja. Y ya después sostener la conversación o entender la conversación de lo público, pues es maravilloso para mí porque digamos que uno no está improvisando, que hay camino. Yo justamente aproveché, yo soy un man de pueblo, extrato dos o tres, me pagué la universidad becado, la universidad pública, primero porque fui el segundo mejor icfes del Valle del Cauca a mi generación.
Me gradué con honores de la Universidad del Valle, de la Facultad de Arte Integradas. Yo soy especialista en opinión pública y mercado político de la Javeriana. Hice media maestría en estudios latinoamericanos, que básicamente son ciencias políticas aplicadas en Latinoamérica. Entonces, hay una formación muy profunda y un camino maravilloso que me permite pararme en pedales y con toda tranquilidad en el escenario.
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¿Cuáles fueron los mayores retos que enfrentó en la secretaría de cultura de Cali?
El primero más grande fue lograr desarmar la palabra y la acción de la gente con la que uno interactúa como Secretario de Cultura. Esta ciudad estaba con el alma en llamas, esta ciudad era beligerante, no había posibilidad de sentarse a hablar así. Cada sentada era casi que a los puños con la gente, era no del secretario, sino en general de la atención tan brava que se vivía en ese momento. Ahí fue donde entendí lo segundo, creo que está en nuestras manos de la Secretaría y de este secretario, aportarle a la ciudad. La apuesta más grande fue poder sacar adelante, por ejemplo, los grandes festivales de la ciudad en medio del caos y la pandemia.
¿Qué es lo que se lleva de su experiencia en la política para su periodo en la Alcaldía de Yumbo?
Primero que liderar una ciudad entera requiere 24/7 de trabajo, que yo creo que este momento de la vida social no admite funcionarios que vayan el viernes a las 6 de la tarde y vuelvan el lunes a las 8 de la mañana. Administrar una ciudad requiere energía vital y compromiso y en eso afortunadamente lo tengo. Ese fue el sello que le pusimos a la Secretaría de Cultura.
Hay que generar innovación en lo público y hay que correr riesgos. Digamos en lo público los políticos tradicionales están muy acostumbrados a seguir el mismo libreto y si las cosas no están funcionando pues hay que tratar de generar ahí reformas y transformaciones.
¿A qué le apuesta en la Alcaldía de Yumbo?
A mí me gustan los retos grandes, yo quisiera que en cuatro años entregamos lo mejor a la alcaldía de Colombia, es decir, yo creo que en Yumbo hace mucho tiempo no pasa nada en materia de grandes resultados. Por un lado, pues la tragedia humana de gente que está aguantando hambre, gente que está comiendo una vez al día o dos veces al día y eso requiere rápidas acciones. Entonces, yo sí creo que si uno hace una tarea rigurosa y obsesiva por bajar indicadores de esos dramáticos, fácilmente puede ir transformando, digamos, las grandes crisis que hoy tiene Yumbo.
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¿Qué deben esperar los yumbeños de Ronald Mayorga como Alcalde?
Un gerente que trabaja 24 7, un gerente que se va a sudar la camiseta, un gerente que se la va a pasar la mitad en la oficina pero la otra mitad del tiempo en la calle, en los barrios escuchando a la gente porque eso sí que lo aprendí como periodista, la capacidad de escuchar permanentemente porque la administración pública no se puede concentrar solo en escuchar a los expertos, tienen que escuchar también a la gente permanentemente en las calles, en los barrios.
Y un alcalde sensible y un alcalde empático. Yo creo que poco a poco a veces los líderes en lo público empiezan a normalizar cosas que no deberían ser normales, que se pierda una mujer o que se pierda un niño, que violen a una mujer o que violen a un menor de edad, que nos aparezca una persona, un adulto mayor con desnutrición en la calle y se vuelve una cifra más.