No hay que esforzarse mucho para recordar los últimos casos de acoso sexual en espacios y establecimientos públicos que se han presentado en Bogotá recientemente. En un parque del barrio Corinto, de la localidad de Suba, una mujer aseguró que junto a su hermana de 14 años fueron víctimas de un hombre que se masturbó mientras las miraba. En una tienda de ropa una joven señaló que un sujeto intentó grabarla cuando se estaba cambiando en una vestier. En un bus del Sitp los pasajeros pusieron en evidencia a otro hombre que estaba viendo pornografía en su celular sin importar que estaba cerca de una menor de edad.
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Estos no son, por supuesto, casos aislados, pues tienen muchas cosas en común: la ausencia de las autoridades, el desamparo de las víctimas y la franca impunidad de los victimarios. En suma, son una muestra de que las mujeres no caminan seguras en Bogotá.
Pero este fenómeno no solo se palpa en las historias que cuentan y viven las mujeres y niñas capitalinas, también es algo que se ha venido midiendo. Según las cifras compartidas por la Veeduría Distrital durante el año pasado, en la ciudad cerca del 80 % de las mujeres señalaba haber sufrido una situación de acoso sexual en algún momento de sus vidas. En esa medida, siete de cada diez mujeres manifestaron tener miedo de ser víctimas de un ataque sexual en el transporte o el espacio público.
Preocupa especialmente la situación en TransMilenio, donde también el 80 % de las ciudadanas manifestaron haber sufrido uno o varios actos de acoso.
Frente a este preocupante panorama, PUBLIMETRO habló con la secretaria de la Mujer, Laura Tami, quien señaló que las mujeres cuentan con distintos canales de atención en estos casos.
“Nosotras hemos capacitado 3.000 conductores de TransMilenio. Superamos la meta de todo el cuatrienio anterior de capacitación de conductores solo en un año”, indicó Tami. Y advirtió que hay un protocolo que se llama TM26, que se activa cuando las mujeres le advierten al conductor que han sido víctimas de acoso. Una vez esto sucede, el conductor remite el caso a la Secretaría de la Mujer o a la Policía directamente para que atiendan a la víctima.
Sin embargo, la secretaria Tami reconoció que este protocolo no se está aplicando en los buses del Sitp, donde también se han registrado múltiples casos de acoso sexual. Para esos incidentes, señaló que las mujeres pueden acceder a otros canales que sirven para cualquier hecho que se presente en espacios públicos o privados.
“Si están en una emergencia en la casa o en la calle, hay que llamar al 123. Ahí se conecta inmediatamente con la Agencia Mujer, que es nuestra presencia en el C4. Y si es para escucha, esos primeros auxilios psicológicos después de una agresión, pueden llamar a la Línea Púrpura”, concluyó Tami.
Concejo aprobó en primer debate un proyecto contra el acoso callejero
La Secretaría de la Mujer también estuvo colaborando con un proyecto de acuerdo radicado en el Concejo de Bogotá que busca atacar el acoso sexual callejero y facilitar las rutas de atención para las víctimas de este fenómeno.
La iniciativa resultó aprobada en primer debate en la Comisión de Gobierno del Cabildo, donde por cierto solo una de los 15 miembros es mujer. Además, se espera que tenga la misma suerte en la plenaria.
Entre otras cosas, el texto del proyecto de acuerdo sostiene que se centrará en combatir varios tipos de acoso físico, como manoseos, tocamientos, pellizcos o contactos innecesarios y deliberados; verbal, como comentarios, insultos o insinuaciones sexuales; y no verbal, como miradas lascivas o exposición de los genitales.
En esta última categoría también entran aquellos hechos en los cuales los agresores exponen a sus víctimas a “fotos, imágenes, videos o audios de connotación sexual y/o pornográfica”, de acuerdo con los detalles que advierte el proyecto de acuerdo.
Ahora bien, para mitigar la ocurrencia de estos hechos, facilitar las denuncias de las víctimas y garantizar su atención adecuada, el proyecto prevé implementar una Estrategia Integral Contra el Acoso Sexual en el Espacio Público y Establecimientos de Acceso Público en el Distrito Capital.
Estos planes contemplan fortalecer la formación a funcionarios y funcionarias e implementar una estrategia de transformación cultural.
“Se actualizarán y fortalecerán los programas de capacitación en enfoque de género para autoridades y funcionarios/as que acompañan en las fases de prevención, atención y reducción del acoso sexual, con especial énfasis en las instituciones que atienden las violencias basadas en género”, advierte el texto que resultó aprobado en el Concejo.
Sobre el enfoque cultural, indicaron que es clave que la ciudadanía reciba educación acerca del acoso sexual. Entre otras cosas, mencionan la importancia de implementar ”talleres artísticos y actividades deportivas, utilizando los puntos de gestión cultural local como espacios de encuentro y formación”.
Sin embargo, el proyecto ha tenido que sufrir varios cambios en este primer debate, pues había algunos asuntos normativos con los cuales el Distrito no estaba de acuerdo.
“La propuesta inicial era modificar el Código de Policía. Ahí incluíamos unas conductas que constituyen acoso sexual en el espacio público como grabaciones no consentidas”, señaló la concejala Heidy Sánchez-Barreto, una de las impulsoras del proyecto de acuerdo. Sin embargo, advirtió que la Alcaldía señaló que no podrían modificar el Código de Policía con un proyecto de acuerdo, con lo cual tuvieron que modificarlo.
No obstante, señaló que consideran que sí debe haber un esfuerzo de parte de la administración distrital para modificar el Código de Policía para enfocarse en la reparación de las víctimas de estos hechos de acoso.