¿Qué pasó con la plata de las alcaldías locales?
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Hemos arrancado un trabajo interesante desde el año pasado, primero para poder desentrabar todo ese enredo que hay en torno a las alcaldías locales. El año pasado una concejal denunció unas notas en los pliegos tipo que de alguna manera pudieran favorecer la adjudicación de los mismos; trabajamos en eso de la mano con la concejal, de la secretaría jurídica y logramos sacar una circular para evitar las notas en los pliegos tipo de fondos de desarrollo local. Lo segundo, esto que estamos denunciando, la “convenionitis” si me permitió utilizar ese término, es que los fondos de desarrollo local siempre tenían como opción hacer convenios con empresas sin ánimo de lucro para cualquier cosa, y además eran como una especie de convenios misceláneos que a mi, la verdad, me preocupaban mucho porque en un mismo convenio usted lograba con esa organización desde temas ambientales, pasando por temas de adulto mayor, temas de género, víctimas… de todo en el mismo convenio. No hay una organización que esté en capacidad de abarcar todo. Entonces, por supuesto, había unos espacios que se pueden prestar para todo tipo de prácticas no tan santas. Nos pusimos en la tarea el año pasado y logramos reducir en un 41% el número de convenios firmados en el fondos de desarrollo local y para este año lanzamos una dirección que lo que busca es reducir solamente a lo estrictamente necesario la firma de convenios desde los fondos de desarrollo local.
Los contratos en alcaldías locales es un problema que han tenido enfrentar todos los gobiernos desde que existen (1972), pero igual preocupa que nos digan que en 17 alcaldías locales hay irregularidades por $9.000 millones…
De acuerdo. La Controlaría hizo un informe sobre el año 2021 al 2023 donde encuentra ese tipo de cosas, pero yo creo que el problema va más allá. Yo creo que es un problema estructural. Más allá de la Secretaría de Gobierno que está todo el tiempo encima, las alcaldías locales no tenían una instancia de supervisión, es decir tienen autonomía, pero yo le cuento además que las alcaldías locales manejan para una vigencia de un año $1.2 billones.
Ese es un presupuesto superior a muchísimos municipios del país…
Sí, y dentro de la alcaldía local la única persona que tiene ordenación de gasto y responsabilidad sobre gasto es el alcalde local, que además, en términos de honorarios, no gana más que un jefe de oficina en una oficina del Distrito. Es decir, los incentivos son complejos. La responsabilidad es enorme: tiene más de 245 funciones y una alcaldía local no tiene cargos directivos; es decir, es muy difícil contar con un equipo suficientemente idóneo para afrontar los retos que tiene en materia presupuestal y en materia racional.
¿Qué va a hacer la Alcaldía de Bogotá ante esta situación?
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Bueno, son dos cosas. La primera es crear un modelo de gestión pública para lo local. En este sentido creamos tres instancias: una unidad de transparencia, fundamental, para revisar los procesos en la etapa precontractual, durante la ejecución del contrato y en la etapa poscontractual. Garantizar de alguna manera que se lleven de la mejor manera, que los procesos abiertos sean efectivamente abiertos, que los convenien solo se firman cuando es realmente necesario firmarlos, que las prestaciones de servicio sean reales. Mire, nos encontramos con personas que tenían seis prestaciones de servicio en fondos de desarrollo local, personas que se ganaban $50 millones por prestaciones de servicio. Esas cosas no pueden pasar y la unidad de transparencia un poco busca revisar y corregirlo. Lo otro, que es lo que a mí más me gusta, es una unidad de gestión, reacción y cumplimiento. Uno de los problemas de las alcaldía locales es que no resolvían los problemas de la gente porque, con todo el enredo contractual, la cantidad de tareas que tenían, mostrar resultados era difícil. La gente poco conoce a los alcaldes locales, entonces con la unidad de gestión y reacción queremos orientar a resultados todo el accionar de las alcaldía locales; que la gente comience a sentirlos y a verlos más cercanos porque además las alcaldías tienen una tarea fundamental y es resolverle la gente su día a día: a una administración, la gente la recuerdo por dos cosas, las grandes obras y por lo chiquito, porque se tapa el hueco en frente de la casa, porque les recogen la basura, porque les arreglen el parque del barrio, y eso es lo que tienen que hacer las alcaldías locales.
Usted es el secretario de lo político y si bien el Concejo a estado a su favor, inevitablemente este año las cosas empiezan a cambiar porque se acercan las elecciones; ¿cómo ve ese manejo con el Concejo este año?
Ser el Secretario de Gobierno significa ser el secretario de la sensatez. Porque así como manejo lo político, también tengo a cargo todos los gestores de diálogo que hacen presencia en las manifestaciones y en la protesta social. Las relaciones políticas están cambiando; yo siempre digo que no hay dos semanas iguales en el Concejo y este año tenemos un control político mucho más fuerte y además tenemos que rendir cuentas nosotros. Digamos, que el primer año es un corte de cuentas de la administración anterior y es el año en el que presentamos nuestras propuestas: plan de desarrollo y presupuesto, cupo de endeudamiento, pero este año ya entramos a responder y todo cambia; las elecciones afectan, pero yo creo que la forma como nosotros nos manejamos en el Concejo, la relación que tenemos con los concejales, nos va a ayudar para sacarlo adelante. Yo siempre digo una cosa y es: con buenas formas y yo lo que le ofrezco al Concejo como Secretario de Gobierno sobre todas las cosas es: buenas formas.