El cierre del icónico festival Rock al Parque, celebrado el fin de semana pasado en el Parque Simón Bolívar, terminó en una escena de caos en Bogotá. A pesar de las promesas del alcalde Carlos Fernando Galán, que había garantizado la disponibilidad del sistema de transporte masivo para evacuar a los asistentes, la realidad fue muy diferente. Miles de personas se encontraron varadas en los alrededores del parque, sin opciones claras para regresar a sus hogares.
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El festival, que concluyó alrededor de las 10:00 p.m., dejó a miles de asistentes sin transporte disponible. Los usuarios del sistema TransMilenio, tanto en la calle 26 como en la carrera 30 y la avenida 68, se quejaron de la falta de buses articulados. A pesar de que las autoridades habían asegurado que habría transporte hasta las 11:30 p.m., muchos no encontraron opciones, generando un ambiente de desesperación y frustración.
Uno de los asistentes señaló a las 11:00 p.m.: “Dijeron que iba a haber transporte hasta las 11:30 p.m., pero no encontramos ningún bus ni en la 26 ni en la 68. ¿Cómo es posible que organicen un festival tan grande sin prever el transporte de regreso?”
Explicación de TransMilenio: problemas operacionales y vandalismo
Por su parte, TransMilenio emitió un comunicado en el que explicó que la operación del servicio fue más difícil de lo esperado. Aunque se movilizaron cerca de 21,000 personas en las primeras horas tras el evento, la falta de buses disponibles y la alta evasión de pago complicaron aún más la situación.
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La empresa señaló que, a pesar de disponer de más de 60 frecuencias en el sistema troncal y 50 en el zonal, las condiciones de tráfico y algunos incidentes como el vandalismo a dos buses, contribuyeron al retraso y la insuficiencia del servicio.
El incidente ha generado críticas por la falta de planificación adecuada para un evento de tal magnitud. Los asistentes, muchos de los cuales tuvieron que esperar más de una hora en estaciones colapsadas, exigen mejores alternativas de transporte para futuros eventos masivos. La congestión y el tráfico alrededor del Parque Simón Bolívar complicaron aún más la salida de los asistentes, lo que dejó una impresión negativa sobre la capacidad del sistema de transporte público para manejar grandes multitudes.