La crisis del agua potable generada por el fenómeno de El Niño que aqueja al país desde finales del 2023 sigue teniendo en jaque a Bogotá, además, la ciudad no ha logrado mantener un nivel óptimo de los embalses, obligando a los ciudadanos a llevar más de seis meses con racionamiento de agua. A esta problemática se le suma que los embalses de Bogotá no lograron la meta que se había propuesto para octubre de este año, la cual tenía previsto que los embalses del Sistema Chingaza llegaran al 70% con el fin de que el 2025 fuera más llevadero en términos de agua potable. Ahora, con el final del mes de octubre la ciudadanía se pregunta qué viene para la capital y el agua potable.
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La emergencia del agua potable inició oficialmente en abril del 2024, mes en el que el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, impuso la medida del racionamiento de agua en la ciudad, ya que los embalses estaban a punto de llegar al 15% de capacidad. Desde entonces se tenía previsto que con el fin de que el 2025 no fuera una preocupación el nivel del agua potable era necesario que los embalses estuvieran por lo menos al 70% de capacidad. En principio la meta se propuso para diciembre, pero ante el rápido incremento del nivel de los embalses se definió que la meta se debía cumplir en octubre, algo que finalmente no ocurrió.
Durante octubre las esperanzas para que el nivel de los embalses de Bogotá lograran llegar al 70% se mantuvo durante los primeros días, pero tras dos semanas constantes de caída en el nivel esa esperanza se perdió. Además, se llegó a creer que los embalses llegarían a estar por debajo de la meta del ‘día cero’, la cuál , de cumplirse, obligará a poner más estricto el racionamiento de agua potable en la ciudad. Sumado a esto, no parece existir una alternativa al racionamiento de agua, que parece ser la única estrategia con la que cuenta la Alcaldía.
Finalmente, desde el Gobierno Nacional y el Distrito han anunciado la creación de medidas para enfrentar la emergencia que, seguramente, se extenderá hasta el 2025. En una reunión conjunta entre ambos Gobiernos se llegó al acuerdo de crear redes de aprovechamiento de aguas lluvias, esperando estén listas para cuando entre el fenómeno de La Niña a Bogotá. De igual forma se estableció que se crearán nuevas redes de abastecimiento de agua potable, para no depender únicamente de las que vienen desde Chingaza.