La crisis del agua potable en Bogotá sigue siendo un tema de gran preocupación para los ciudadanos y las autoridades. Los niveles de los embalses de la ciudad, fundamentales para el suministro de agua, continúan en descenso, alejándose de las proyecciones establecidas por la Alcaldía. Según estas proyecciones, para octubre de 2025, los embalses debían alcanzar al menos el 70% de su capacidad; sin embargo, la realidad es alarmante.
PUBLICIDAD
Le puede interesar: Se conoce borrador de resolución que establecerá los topes de consumo de agua en Bogotá
Impacto del fenómeno de El Niño
El fenómeno de El Niño ha sido uno de los principales factores que ha exacerbado la crisis hídrica en Bogotá. Desde 2023, la prolongada sequía ha impedido que los embalses del Sistema Chingaza logren recuperarse adecuadamente. Este fenómeno no solo ha impactado a la capital, sino que ha generado repercusiones en todo el país, poniendo en riesgo la producción energética de las principales hidroeléctricas, que también han reportado niveles de agua significativamente bajos.
Niveles actuales de los embalses
La situación es crítica: el último informe de la Empresa de Acueducto de Bogotá indica que el Sistema Chingaza hasta el 28 de octubre solo alcanzan el 44,65 % de su capacidad total. Desde el 2 de octubre, se ha observado una reducción de casi un punto porcentual, lo que subraya la urgencia del problema. Esta disminución, aunque puede parecer menor, es significativa, ya que los embalses están muy lejos de la meta del 70%.
Mientras tanto, el consumo de agua para la misma fecha fue de 16,13 metros cúbicos por segundo, lo que evidenció un incremento del consumo, comparado con el día anterior (27 de octubre) el cual fue de 15.96 m³/s.
Estrategias de ahorro de agua
Ante esta situación, el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, junto con el Gobierno del presidente Gustavo Petro, está trabajando en la implementación de estrategias que permitan optimizar el uso del agua. Uno de los enfoques principales es la recolección de aguas lluvias, especialmente con la llegada del fenómeno de La Niña, que se espera tenga un impacto considerable a partir de diciembre. Estas estrategias están diseñadas no solo para afrontar la crisis actual, sino también para prevenir futuros desabastecimientos.
Además, se está considerando la expansión de las redes de transporte de agua potable hacia Bogotá, dado que en la actualidad, el suministro proviene casi exclusivamente del Sistema Chingaza. La diversificación de fuentes de agua es crucial para garantizar un suministro más estable y confiable.
PUBLICIDAD
Perspectivas futuras
A medida que Bogotá enfrenta desafíos significativos relacionados con el agua, la colaboración entre las autoridades locales y nacionales se vuelve esencial. La crisis hídrica no solo afecta la calidad de vida de los ciudadanos, sino que también tiene implicaciones para la economía y el medio ambiente de la región.
Es fundamental que los ciudadanos se mantengan informados y participen en iniciativas de ahorro y conservación del agua. La situación actual requiere un esfuerzo conjunto para asegurar un futuro sostenible en la gestión del recurso más vital de todos: el agua. Las próximas semanas y meses serán críticos, y las acciones que se tomen hoy determinarán el estado de los embalses y el bienestar de la población en el futuro cercano.
