Aunque en los últimos días las torrenciales lluvias han dominado los días y las tardes en las principales ciudades del país, parece que esta abundancia de agua caída del cielo aún no es suficiente para evitar que en Bogotá continúe el racionamiento del agua, ni para disipar el fantasma de un posible racionamiento en otras ciudades, un servicio vital para la vida de personas y animales.
Colombia está atravesando una emergencia hídrica
A pesar de que ya han pasado varios meses desde que se anunció la emergencia hídrica que azotó a todo el país, y considerando que se han atravesado dos épocas de lluvias, el panorama sigue sin ser favorable. En ciudades como Bogotá, lo que comenzó como una medida para reducir el consumo de agua de los capitalinos, con el objetivo de permitir que los embalses retomen sus niveles normales, se ha convertido en una realidad que está lejos de finalizar.
Pero no solo Bogotá está sufriendo la escasez del agua, ya son varios municipios, ciudades y hasta departamentos enteros han alertado al gobierno nacional la inminente perdida de lagunas, embalses y ríos completos. Lo que ha prendido las alarmas y ha hecho que muchos se pregunten ¿Por qué sucede esto?
Las principales causas de la sequía en Colombia
- Cambios de clima
Si bien los fenómenos climatológicos como el del niño y la niña son de los principales factores que han desatado que en unas partes del país las tierras y los embalses se estén secando, mientras por el otro las aguas torrenciales arrasan con todo lo que les atraviesa. Se debe comprender que estos dos fenómenos naturales hacen parte del equilibrio del mundo, y que sus recientes cambios no se deben nada más y nada menos que a la producción de gases de efecto invernadero, que han desestabilizado sus ciclos naturales. Y ha echo que las épocas en dónde deben aparecer, sean épocas inclementes para las partes del país que se encuentran menos preparadas para su llegada.
- Sobre explotación de recursos hídricos
La crisis hídrica en Colombia no se debe solo al clima; el uso intensivo y, en algunos casos, irresponsable de ríos y embalses también ha pasado factura. En diversas regiones, la sobreexplotación del agua para el consumo humano, la agricultura, la ganadería y la industria ha drenado reservas ya escasas, sin permitirles un tiempo adecuado para recuperarse. La falta de una gestión hídrica eficiente y el crecimiento sin control han llevado al país a un panorama incierto, donde el acceso al agua podría pasar de ser un derecho a convertirse en un lujo.
- Falta de infraestructura adecuada para la gestión del agua
La insuficiencia y deterioro de la infraestructura de acueductos y embalses agrava la crisis hídrica en Colombia. La falta de sistemas para almacenar y distribuir agua de manera eficiente provoca pérdidas constantes y limita la capacidad de enfrentar fenómenos climáticos extremos. Sin una infraestructura modernizada, garantizar un suministro estable y seguro se vuelve un reto aún mayor
¿Y ahora qué sigue?
Frente a este panorama, queda claro que la solución no será esperar a que la lluvia resuelva el problema. Se necesita un cambio profundo en la gestión del agua, que involucre tanto políticas gubernamentales como responsabilidad individual. Estas son tres acciones que cada persona puede adoptar para reducir el consumo de agua y contribuir a su preservación:
- Reducir el uso de agua en el hogar: Acciones sencillas, como cerrar el grifo mientras se cepillan los dientes o se lavan los platos, pueden marcar una diferencia significativa. Optar por duchas más cortas y reutilizar el agua de enjuague de la lavadora para limpiar suelos también ayuda a ahorrar.
- Reutilizar el agua siempre que sea posible: Al regar las plantas, aprovechar agua de lluvia o de lavado de frutas y verduras evita desperdicios y hace más eficiente cada gota utilizada.
- Revisar y reparar fugas: Una pequeña fuga puede representar cientos de litros de agua desperdiciados al mes. Mantener las tuberías y grifos en buen estado contribuye a un uso más consciente del recurso.