El pasado 10 de agosto, a las 2:00 p.m., se llevó a cabo en el norte de Bogotá el funeral de Juan Sebastián Aguilar, conocido como ‘Pedro Pechuga’. Aguilar, un reconocido esmeraldero y zar de la seguridad en Boyacá, fue asesinado por un francotirador el 7 de agosto. Su funeral se realizó bajo estrictas medidas de seguridad, con la presencia de destacadas personalidades y políticos del país.
Inicialmente, se planeó que el velorio tuviera lugar en el Cantón Norte del Ejército, pero un alto oficial decidió cambiar el lugar, considerando que podría generar críticas en la prensa capitalina. Finalmente, la velación se llevó a cabo en la Funeraria Capillas de la Fe, en el exclusivo sector de Santa María Magdalena, en el norte de la ciudad, a partir del mediodía del 10 de agosto, según informó el medio Boyacá siete días.
Luz Mery Mendieta, esposa de Aguilar, junto a sus dos hijas y su nieto, encabezaron el cortejo fúnebre. La eucaristía fue celebrada en la Parroquia Santa María Magdalena, con la participación de varios sacerdotes, incluyendo al obispo de Chiquinquirá, Luis Felipe Sánchez Aponte. Entre los asistentes confirmados se encontraban Héctor Ángel Ortiz, los exdiputados Jonatan Sánchez, Yamir López, y Josué Camacho, además de otros políticos y altos oficiales del Ejército y la Policía.
Funeral del esmeraldero ‘Pedro Pechuga’ en Bogotá y por qué su familia se mantiene en silencio
El asesinato de Aguilar ha generado múltiples teorías. Una de las más destacadas sugiere que el crimen podría estar relacionado con conflictos internos entre esmeralderos o con el plan expansionista del Clan del Golfo en Bogotá. Las autoridades han centrado sus investigaciones en una mina de esmeraldas en Maripí, Boyacá, donde Aguilar era socio. Esta mina ha sido fuente de conflictos en el pasado y podría ser clave para entender el motivo del asesinato.
Las autoridades han avanzado en la investigación, recopilando testimonios de personas cercanas a Aguilar. Algunos de estos testimonios han sido cruciales para el CTI (Cuerpo Técnico de Investigación), proporcionando nombres de individuos que supuestamente persuadieron a Aguilar de mudarse al lugar donde fue asesinado, solo 20 días antes del ataque. Este detalle ha suscitado sospechas y es un punto central en la investigación.
Uno de los aspectos más intrigantes es la desaparición del celular de Aguilar. Durante la inspección del lugar del asesinato, los investigadores no lograron encontrar el teléfono móvil, lo que ha generado aún más sospechas. Además, algunos familiares de Aguilar han sido reservados en sus declaraciones y se mantienen en silencio, complicando el trabajo de los investigadores.
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Inicialmente, se creyó que el asesinato fue perpetrado por un francotirador con un fusil de alta precisión, específicamente un Galil calibre 5,56 milímetros. Sin embargo, nuevas revelaciones indican que en el lugar se encontraron casquillos de proyectiles de 9 milímetros, sugiriendo el uso de un subfusil de ese calibre, como los Colt SMG o las carabinas AR15. Estas armas son conocidas por su precisión a distancias menores a 60 metros, similar a la distancia desde la cual Aguilar fue asesinado.