El asesinato de Juan Sebastián Aguilar, conocido como ‘Pedro Pechuga’ el zar de la seguridad de los esmeralderos de Boyacá, ha sacudido a la comunidad y ha puesto a las autoridades en alerta. El trágico suceso ocurrió el pasado 7 de agosto a las 6:30 de la tarde en la planta baja del conjunto residencial donde Aguilar residía en Bogotá. Este homicidio marca el segundo atentado en su contra, siendo el primero el 19 de octubre de 2023, cuando un francotirador disparó dos proyectiles que rozaron su cabeza en una terraza en el centro financiero de Bogotá. Aguilar, que había sobrevivido al primer ataque, no corrió con la misma suerte esta vez.
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El reciente asesinato ha levantado numerosas hipótesis. Una de las líneas de investigación más destacadas sugiere una posible purga interna entre esmeralderos o un acto relacionado con el plan expansionista del Clan del Golfo en la capital del país. Las autoridades han enfocado su atención en una mina de esmeraldas en Maripí, Boyacá, de la cual Aguilar era socio junto a otras personas. Esta mina había sido fuente de problemas en el pasado, y podría ser un elemento clave para esclarecer el móvil del crimen.
Las investigaciones han avanzado rápidamente, y las autoridades han comenzado a recopilar testimonios de personas cercanas a Aguilar. Entre estos testimonios, algunos individuos han proporcionado información crucial al CTI (Cuerpo Técnico de Investigación), incluyendo nombres de personas que supuestamente convencieron a Aguilar de mudarse al lugar donde finalmente fue asesinado, tan solo 20 días antes del ataque. Este detalle ha suscitado sospechas y se considera un punto de interés clave en la investigación.
Uno de los aspectos más intrigantes del caso es la desaparición del celular de Juan Sebastián Aguilar. Durante la inspección del lugar de los hechos, los investigadores no lograron encontrar el teléfono móvil, lo que ha generado aún más sospechas. Además, algunos familiares del fallecido han optado por no proporcionar demasiados detalles en sus declaraciones, lo que ha complicado el trabajo de los investigadores.
No fue un francotirador sino un sicario quién lo asesinó a corta distancia
A pesar de que inicialmente se especuló que el asesinato fue llevado a cabo por un francotirador utilizando un fusil de alta precisión, específicamente un Galil calibre 5,56 milímetros, nuevas revelaciones han desmentido esta teoría. En el lugar donde supuestamente se ocultó el asesino, se encontraron vainillas de proyectiles de 9 milímetros, lo que sugiere que se utilizó un subfusil de ese calibre, como los Colt SMG o las carabinas AR15. Estas armas son conocidas por su precisión a distancias menores a 60 metros, una distancia similar a la que se encontraba Aguilar al momento de su muerte.
Además, las investigaciones indican que el criminal podría haber estado preparando el ataque con antelación. Se descubrió que el asesino había permanecido en su trinchera, un lote adyacente al condominio de Aguilar, durante al menos 24 horas antes del ataque. Incluso, se encontró una colchoneta de campaña, similar a las que utilizan los militares, lo que sugiere que el homicida pasó la noche en ese lugar.
Un detalle revelador es que el disparo que acabó con la vida de Aguilar no fue un tiro limpio. El proyectil primero impactó contra una pared antes de herir mortalmente al empresario, lo que pone en duda la habilidad del asesino como francotirador profesional. Este hecho ha llevado a los investigadores a considerar que el autor del crimen podría ser un sicario menos experimentado, en lugar de un tirador de alta precisión.
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El asesinato de Juan Sebastián Aguilar no parece haber sido un acto impulsivo. Noticias Uno informó que el asesino habría realizado un trabajo de inteligencia durante varios meses, posiblemente con la colaboración de personas cercanas a la víctima, para obtener información detallada sobre la ubicación de su vivienda y la identificación de sus rasgos físicos.
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Gracias a las primeras indagaciones, las autoridades ya cuentan con algunos detalles clave sobre el asesino, incluidos sus rasgos físicos y datos básicos. Estas pistas, junto con las grabaciones de videovigilancia del condominio, podrían ser determinantes para capturar al responsable de este crimen que ha conmocionado a la comunidad esmeraldera y ha generado preocupación por la seguridad en la región.
