Juan Sebastián Aguilar, conocido en el mundo esmeraldero como “Pedro Pechuga”, fue un reconocido empresario que, con su participación en diversas empresas, propiedades y fortuna, se consolidó como una figura influyente en el sector minero de Colombia. Su asesinato el 7 de agosto de 2023, a manos de un francotirador, dejó en shock a la comunidad de Bogotá. Aguilar había sobrevivido a un atentado anterior en octubre de 2022, pero esta vez no tuvo la misma suerte.
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Aguilar era el propietario de Seguridad Oriental Ltda., una empresa que prestaba servicios de seguridad a importantes mineras en Boyacá, como Esmeraldas Mining Services (EMS) y Colombian Shared Services (CSS), también conocida como Compañías Muzo Colombia. Esta compañía norteamericana es una de las principales explotadoras de esmeraldas en Muzo y Quípama. Con más de 1.000 empleados, Seguridad Oriental se posicionó como un pilar en la protección de las minas más productivas del país.
Tan sólo en 2022 las Compañías Muzo Colombia exportaron alrededor 128 millones de dólares en esmeraldas. Estados Unidos es el mayor importador, según Asociación Colombiana de Exportadores de Esmeraldas.
‘Pedro Pechuga’: su fortuna y propiedades del imperio de oro verde que acumuló en Colombia
La trayectoria de Aguilar en el sector esmeraldero comenzó como parte del equipo de seguridad de Víctor Carranza, el llamado “zar de las esmeraldas”. Su rol fue clave, coordinando la seguridad y los desplazamientos de Carranza y sus minas. Con el dinero ganado, Aguilar invirtió en vetas de esmeraldas en Muzo, lo que le permitió amasar una fortuna considerable y eventualmente convertirse en socio de Carranza. Su influencia en el sector lo llevó a ser miembro de la Federación Nacional de Esmeraldas de Colombia (Fedesmeraldas), consolidando su estatus como uno de los empresarios más poderosos de la región.
Además de su participación en el sector minero, Aguilar poseía una significativa cartera de propiedades. En Bogotá, era dueño de cinco lujosos apartamentos en el norte de la ciudad y un local comercial en el occidente, donde funcionaba un restaurante mexicano. También era propietario de varias fincas en Cundinamarca, Boyacá y otras regiones del país, incluyendo La Florida, Murieles y El Pedregal en Pacho, así como terrenos en Chiquinquirá, Cauca, y los Llanos Orientales.
En 2017, Aguilar decidió transferir su participación en su empresa a su esposa, Luz Mery Mendieta Poveda, y sus dos hijas. Mendieta Poveda es hermana de Jorge Mendieta Poveda, un político conocido en Boyacá, lo que subraya las conexiones políticas y empresariales de la familia.
A pesar de los esfuerzos por proteger su vida, incluyendo un esquema de seguridad reforzado con 15 escoltas, Aguilar fue finalmente asesinado en Bosques del Marqués, un exclusivo conjunto residencial en Usaquén, Bogotá. Su muerte ha dejado un vacío en el sector esmeraldero, donde era conocido no solo por su poder económico, sino también por su capacidad de influencia y control.
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La muerte de “Pedro Pechuga” es un reflejo de los peligros y conflictos que persisten en el mundo de las esmeraldas en Colombia, una industria que, aunque lucrativa, sigue estando marcada por la violencia y las rivalidades. Su asesinato podría tener repercusiones en el sector.