Bogotá

“Me siento orgulloso de ser un hombre gay”: Juan Daniel Oviedo

En conversación con PUBLIMETRO, Juan Daniel Oviedo contó detalles de su vida profesional y personal. Además, habló de los avances de los derechos de la población LGBTIQ+.

Juan Daniel Oviedo, candidato a la Alcaldía de Bogotá
Juan Daniel Oviedo Antes de ser concejal, Oviedo fue candidato a la Alcaldía de Bogotá. (Juan Pablo Pino)

En julio de 2022 el entonces director del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), Juan Daniel Oviedo, sorprendió a la opinión pública porque, con el chaleco de la entidad puesto, acompañó la marcha de la población LGBTIQ+.

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Desde entonces, se ha consolidado como una figura pública visible de esa colectividad. Aunque las cifras muestran que una parte del electorado colombiano todavía vota teniendo en cuenta sus prejuicios hacia las personas con orientación sexual e identidad de género diversas, Oviedo afirma con claridad que se siente orgulloso de ser un hombre gay.

Con esa convicción, se lanzó a la Alcaldía de Bogotá en 2023 y se convirtió en el segundo candidato más votado después de Carlos Fernando Galán. Por cuenta del Estatuto de la Oposición, obtuvo una curul en el Concejo de la capital. Ahora, en su nuevo rol como concejal, ha seguido hablando sobre la importancia de mantener la lucha contra la discriminación.

En conversación con PUBLIMETRO, Oviedo se refirió a los avances en los derechos de la población LGBTIQ+, las necesidades que aún tienen estas comunidades y, además, reflexionó sobre su propia trayectoria política.

Según la experiencia que ya ha tenido en el Concejo de Bogotá, ¿cuáles son las necesidades que tiene la población LBTIQ+ más en la ciudad? ¿Cuáles son esos puntos claves que hay que atender?

Bogotá está a la vanguardia de las políticas públicas de inclusión y diversidad en el país, porque somos la ciudad capital, estadísticamente hay una mayor concentración de la población LGBTIQ+ aquí en localidades como Chapinero, Teusaquillo, Santa Fe, Los Mártires. Pero hay una cosa que es supremamente preocupante y es que por más de que Bogotá esté a la vanguardia de estas políticas de inclusión y diversidad todavía hay un estereotipo muy marcado en contra de la población LGBTIQ+ en Bogotá. Entonces yo creo que hay unos avances significativos desde el punto de vista de política pública, en la inclusión laboral. Por ejemplo, ha habido una acción afirmativa en favor de la población trans en la vinculación en las entidades del Distrito, que es un elemento clave que se consolida.

Pero la conversación alrededor del rol que juega esa inclusión en la ciudad todavía tiene mucha tela para cortar.

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Hace poco propuso que se fortalecieran las normas contra la discriminación de la población LGBTIQ+ en los manuales de convivencia de las instituciones educativas. ¿Por qué considera que esto es importante para la ciudad y para el país?

Tal vez lo que me ha llevado a reflexionar muchísimo sobre este tema, a preparar esa ponencia, es que nosotros ya estamos de acuerdo con que el abuso sexual infantil no puede suceder en nuestra sociedad y vulnera el derecho de los niños, las niñas, los jóvenes y las jóvenes a su intimidad y a su sexualidad. Estamos de acuerdo en que no puede pasar porque hay una relación de poder entre un adulto y un niño o una niña. No puede suceder que la sociedad tampoco entienda que entre pares el hostigamiento escolar por la orientación sexual y la identidad de género también es cruel, y afecta los derechos de ese niño o esa niña.

Entonces no se trata de crear gays y lesbianas, no se trata tampoco de caricaturizar a niños vestidos de niñas o niñas vestidas de niños, porque eso es lo que tratan de ilustrar las personas que se oponen a esto. Pero en realidad lo que se propone es que exista la posibilidad de que los colegios estén preparados para que haya un buen manejo por parte del personal docente y el personal directivo si hay una situación de hostigamiento escolar que está basada en orientación sexual. También que ese personal docente y ese personal directivo esté preparado para que se converse y se puedan, a partir de la observación, establecer algunas señales de los niños y las niñas.

Respecto a ese tema ha habido mucha desinformación. ¿Cómo considera que podríamos llegar a un consenso para prevenir la discriminación?

Lo que tenemos que entender es que en la relación de pares en el entorno escolar puede haber también unas relaciones de poder muy violentas. Por ejemplo, como me la montaban a mí en el colegio, simplemente por tener una voz mucho más aguda. Yo era un niño con voz de niña, entonces todo el mundo me la montaba. Esas relaciones de poder violentas que se generan en los entornos escolares se tienen que conversar mejor por parte de los profesores. Y los docentes tienen que tratar de sensibilizar a los padres de familia de que eso está afectando el desarrollo de una persona y, sobre todo, afecta a un grupo que se va a volver un miembro importante de la sociedad más adelante y va a replicar esos estereotipos.

Usted ha participado en varias marchas del colectivo LGBTIQ+. ¿Por qué, a diferencia de otros líderes políticos, decidió tener un rol más activo en estas luchas?

Hay varias cosas. No voy a decir que todo tiene que ver con mi liderazgo político, porque es reciente. Yo antes tenía otra vida. Era académico, consultor y administrador universitario. Pero desde el liderazgo político me parece clave el rol de las formas en la política. Me parece fundamental que las mismas estadísticas confirman que en la preferencia electoral la población con más sesgo en contra es la población con orientación sexual e identidad de género diversas.

En 2023, según los resultados de la encuesta de cultura política, tenemos que aproximadamente 23 personas de cada 100 decían ‘No, Oviedo no, porque es gay’. Así les caiga bien Oviedo, así les guste el programa de Oviedo, así les parezca inteligente el equipo de Oviedo, así tenga buenas ideas, 23 de cada 100 personas decían ‘No, porque es gay’.

Entonces, desde la perspectiva política, las formas son ejemplares. Y, por consiguiente, hay que lograr la visibilidad de la población en ese escenario. Hemos avanzado. En cuatro años, ese rechazo ha caído casi diez puntos. Una cosa interesante que muestra que, tal vez, el rol que jugó la alcaldesa Claudia López como líder política abiertamente lesbiana ayudó a que la gente entendiera que no somos bichos raros, que podemos aportar y que somos capaces de aportar. Sobre todo, que podemos ayudar a que el país construya desde la diferencia y no que esta se vuelva una fuente constante de estigmatización y división.

En lo personal, fui a un par de marchas en París y en Londres. Pero no lo había tenido como una prioridad en mi vida profesional. Fue una coincidencia la que me llevó a reconocer que sí es importante. En 2022 yo necesitaba ir a esa marcha como director del Dane. Necesitaba promocionar un registro que estaba creando, que era el registro voluntario de orientación sexual y género diverso. Si siempre nos quejamos de que somos más y de que las encuestas dicen que somos menos, entonces autoreportemos nuestra orientación sexual y nuestra identidad de género. Entonces, tuve que ir. Con chaleco y todo, la gente me vio en la marcha y se preguntaba ‘¿El del Dane que hace acá?’. Los medios fueron a preguntarme ‘¿Usted qué hace acá?’. Yo les dije que estaba trabajando, pero bueno, también me pareció súper chévere estar allá porque me siento orgulloso de ser un hombre gay y de poner al servicio de toda la población y de todo el país mis ideas y las cosas que estamos proponiendo en política.

¿Cómo ha sido su experiencia con una orientación sexual diversa pasando por cargos públicos tan importantes? Fue director del Dane, también trabajó en el DNP y ahora es concejal de Bogotá.

Ha sido muy interesante. En el sentido en que en esos entornos no me he sentido discriminado, excepto en el debate del Concejo.

¿Por qué?

En el debate del Concejo cuando te dicen que tus argumentos son mentira, que son ilegales a sabiendas de que uno es una persona que demuestra ser preparado y una persona que quiere hablar con la verdad, una persona sensata. Entonces, uno dice, no tampoco. Que le digan de frente a uno marica, perfecto, sí. Pero que le digan a uno mentiroso, no. Sobre todo, porque es un juicio de valor muy fuerte.

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