El Cementerio municipal de Cabrera, Cundinamarca, llegó equipo interdisciplinario de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), conformado por antropólogos, médicos y odontólogos forenses, geofísicos, fotógrafos, criminalísticos y demás investigadores integrales, para encontrar a personas desaparecidas por el conflicto armado.
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Con la participación de familias buscadoras y de Javier Alberto Rivera, ex inspector de Policía de ese municipio, además del apoyo de las autoridades municipales, la diócesis de Girardot y la parroquia de San José de Cabrera, la UBPD desplegó en seis sitios de interés forense las acciones humanitarias y extrajudiciales que permitieron la recuperación de siete cuerpos de personas, entre ellas no identificadas o plenamente identificadas, que nunca fueron reclamados por algún familiar.
“Todas las recuperaciones se hicieron con procesos medicolegales en las que nos estamos apoyando para obtener información que nos permita dar con su identidad y, sobre todo, con sus familias”, señaló Sol Alonso Parra, coordinadora del Grupo Interno de Trabajo Territorial Bogotá - Cundinamarca de la UBPD.
Cinco de los cuerpos recuperados fueron entregados al Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, mientras que los otros dos serán reubicados en el Cementerio Municipal. “La decisión se tomó luego de adelantar con todos los cuerpos el proceso de Verificación de Correspondencia de Información post mortem”, indicó la entidad.
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“Es un procedimiento que nos permite agilizar el procesamiento de la información con fines de identificación, ya que al verificar la correspondencia entre un cuerpo y sus lesiones descritas en una necropsia médico legal no se requiere volver a procesar el cadáver a través de una necropsia”, explicó Karen Quintero, antropóloga forense de la Unidad de Búsqueda.
Paralelamente, la UBPD realizó tres tomas de muestras biológicas a personas buscadoras y se recibieron seis nuevas solicitudes de búsqueda por parte de familiares que se acercaron tras la llegada del equipo de la Unidad de Búsqueda a Cabrera.
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¿Qué pasó en el municipio Cabrera, Cundinamarca?
“Es un alivio para uno saber que se ha encontrado a su ser querido, al que tanto se ha buscado”, dijo la madre de un joven encontrado, al recordar que lo vio por última vez en 1994.
Y es que en el municipio de Cabrera al sur oriente de Cundinamarca y cercano a las montañas del páramo de Sumapaz, esa población fue estigmatizada como corredor de actores del conflicto, según relatan sus pobladores.
Tras los hechos de violencia en los años 90′s y 2000, Javier Rivera Sánchez exinspector de Policía de ese municipio, fue el encargado por 27 años de registrar en las actas de levantamiento de los cuerpos que no reclamaban, para que no quedaran perdidos en el olvido de los años, a pesar de no contar con alguna identidad.
El compromiso de este servidor y de la comunidad cabreruna con la dignidad humana impulsó a que quienes murieron en desarrollo del conflicto, tuviesen una despedida, sin importar las condiciones o la procedencia de cada una los cuerpos fueron inhumados en el cementerio municipal.
“Nosotros tratábamos al máximo la parte humana, que entendiéramos que estábamos dentro de un conflicto, pero que indiscutiblemente eran hijos de campesinos y que teníamos que, como tal, tratarlos, enterrarlos dignamente. Y es así como iniciamos ese proceso de entierros aquí en el cementerio pero los hacíamos con cajón, inclusive el sacerdote le cantaba misa y la comunidad, todos nos acompañaban…”, explicó