Bogotá

Así fue la injusta muerte de Diego Felipe Becerra, cuando pintaba un grafiti a sus 16 años

12 años después del crimen, el Estado pidió perdón a su familia.

Se conocen las condenas contra cinco policías y un abogado por crimen del grafitero Diego Felipe Becerra-

Este 31 de agosto no fue fácil para Gustavo Arley Trejos y Liliana Lizarazo Flórez, los padres del joven Diego Felipe Becerra que asistieron al acto de reconocimiento de responsabilidad internacional por el caso de la ejecución extrajudicial su hijo, cometido hace 12 años, cuando solo tenía 16.

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La ceremonia se llevó a cabo en cumplimiento del acuerdo amistoso suscrito por el Estado colombiano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y que establece pedir perdón a la familia de Diego por su responsabilidad en su muerte, y restituir su buen nombre en un acto público.

“No sé cómo pensaría Diego Felipe Becerra en estos términos, pero por sus cuadros era un rebelde y las sociedades solo avanzan por las y los rebeldes. Si no fuese por esa rebeldía, la existencia de la humanidad hace tiempo se hubiera ido al matadero”, expresó el presidente Gustavo Petro al referirse al joven asesinado el 19 de agosto de 2011 a manos de un Policía.

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Esa noche de agosto de 2011, Diego y varios amigos salieron a dar un paseo para aprovechar la jornada de “Bogotá Despierta”. Sobre las diez de la noche, él junto a otros tres amigos caminaron por la Avenida Boyacá con Calle 116, barrio Pontevedra.

Durante este trayecto los jóvenes decidieron pintar grafitis en la pared del puente. Diego pintó su icónico ‘Gato Felix’, cuando un amigo le avisó que se acercaba un vehículo de la Policía y todos salieron corriendo para atravesar la Avenida y huir, ante el miedo de los casos documentados por abuso policial.

Diego se escondió detrás de un árbol, de donde salió porque un vigilante le indicó que el policía había retenido a uno de sus amigos. Fue así como se entregó al policía voluntariamente, señalando que él era el responsable de pintar el grafiti en el puente.

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El expolicía, Wilmer Alarcón, caminó con el joven unos quince metros a lo largo de la Avenida. Detrás de ellos y a distancia, los seguía uno de sus amigos, quien repentinamente escuchó varios disparos en el momento en que Diego intentó huir de la detención. Alarcón le había disparado por la espalda a tan solo metro y medio de distancia.

Minutos después, el adolescente fue encontrado en el piso por su amigo y fue auxiliado por una persona que conducía por ese lugar, quien lo llevó al hospital junto al policía que le había disparado.

Al centro médico, Diego llegó sobre las 10:15 p.m y al mismo tiempo 15 patrulleros más, quienes según testimonio de sus padres, se negaron a firmar la constancia de ingreso del adolescente a la clínica. Cuando Liliana Lizarazo, madre del grafitero, llegó al hospital, le informaron que su hijo había fallecido producto de dos impactos de bala que habían comprometido sus órganos vitales. Ella permaneció varias horas hasta el embalaje del cuerpo por temor a que la policía plantara algo sobre el cadáver.

Esa misma noche, su esposo se dirigió a la escena de los hechos, percatándose que había sido limpiada, pues no encontró sangre y menos el arma de fuego que habría aparecido cinco horas después en la escena según el informe de policía judicial. Allí, funcionarios ya tenían la zona acordonada y le afirmaron que había sucedido un atraco a un bus y que un policía había dado de baja a uno de los asaltantes.

Esto último, fue la hipótesis que sostuvo una y otra vez la Policía, soportada con testigos falsos, un arma de fuego puesta al lado del cadáver y orden de desvío de testimonios a uniformados. Todas las tesis se fueron cayendo una a una gracias a pruebas como un audio del exoficial William Alarcón donde reportaba a sus superiores el asesinato de Diego Becerra.

Derechos humanos en Colombia

Ante los padres de la víctima de ejecución extrajudicial, sus familiares y amigos,Petro enfatizó que “una democracia significa que este Estado es sirviente de la ciudadanía”. Pero, este acto es, por el contrario, el reconocimiento “de un Estado que mata a la ciudadanía. Por lo tanto, no es democrático”.

“Ni siquiera aún el Estado colombiano reconoce el Sistema Interamericano de Derechos Humanos a pesar de que el Estado colombiano firmó el tratado internacional”, añadió.

“Como jefe de Estado, he pedido que se acaten todas las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Son 22, solo se ha acatado una. Así están nuestras circunstancias ante los derechos humanos que el mundo defiende. De 22, solo una”, aseguró

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