Bien dicen que los animales pueden sentir un evento sísmico antes de que ocurra. En el caso de los perros, su capacidad de olfato y oído permitiría ser más sensibles a las ondas que provoca la corteza terrestre al fracturarse. Si bien unos pueden avisar u otros estar tranquilos, hay casos en los que los invade el miedo y terminan escapando. Así le ocurrió a Victoria Ramírez, dueña de Luna, una perrita criolla que al sentir el fuerte evento telúrico de magnitud 6.1 en horas de la tarde del jueves 18 de agosto, salió corriendo una vez vio la puerta abierta.
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En su huida, lamentablemente terminó atrapada en el humedal Jaboque, localidad de Engativá. “Todo el mundo abrió la puerta para salir por el tema del temblor y ella salió corriendo. Yo estaba trabajando y cuando llegué me dijeron. Yo grité ¡Luna, Luna! Hasta que por fin me contestó, allá está”, señaló la señora Ramírez, en entrevista con Noticias Caracol.
Desde su desaparición, esta mujer la buscó desesperadamente por todo el barrio hasta que en horas de la tarde alguien le avisó que había visto a Luna metida allí. Fue así como por largas 12 horas, Victoria intentó que los organismos de socorro llegaran auxiliar a su mascota, pero fue un reciclador quien se vistió de héroe. “Me dijeron que no venían que porque ya era tarde, parece que no les importara. He llamado a todo lado”, dijo al medio televisivo.
Así fue el rescate angustiante de Luna
‘El flaco’ como lo conocen en el barrio, escuchó la angustia de la señora Ramírez por la larga espera de que Bomberos de Bogotá llegaran al rescate de Luna. Sin dudarlo, se quitó su ropa y con botas pantaneras, un pantalón, una chaqueta y un palo que lo ayudaba a sostenerse, ingresó al frío humedal en horas de la madrugada.
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Transcurrió más de una hora entre el mal olor y la maleza, hasta que finalmente este hombre encontró a la perrita quien no paraba de llorar.
Pero ahora llegaba el otro reto, devolverse juntos lo más rápido, pues los seis grados podían afectarlos y causarle a El flaco una hipotermia. Con una sonrisa y los aplausos de aliento, este hombre llegó a la orilla del humedal.
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Fue así como Luna reconoció inmediatamente a su dueña y moviendo la cola, la saludó. “¡Gracias a todos!”, dijo la señora Victoria Ramírez.
Finalmente, El Flaco y la perrita fueron atendidos por la comunidad, quienes recibieron un baño de agua caliente, comida y mucho amor y agradecimiento