Este martes 28 de marzo el país se levanta con la noticia de la muerte de Gabriel Enrique González Cubillos, hombre que asesinó a su propio hijo en el municipio de Melgar, Tolima.
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El hombre, al parecer, murió luego de haber llegado en grave estado de salud al Hospital de Ibagué y lo que dicen es que habría muerto luego de detectarle una sobredosis de medicamentos, según acotaron en información preliminar.
Según lo que acota los guardias del Inpec, González había llegado trasladado al Hospital Federico Lleras Acosta, en la capital del Tolima, desde el pasado 26 de marzo. El hombre se encontraba en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Aunque recibió la atención médica que necesitaba, el hombre falleció el pasado lunes 27 de marzo alrededor de las 8:30 de la noche. El centro médico que atendió al hombre confirmó que murió luego de ingerir medicamentos con el objetivo de acabar con su vida.
Confirmamos el fallecimiento sobre las 3:35 a.m. de este martes en el hospital Federico Lleras Acosta. El paciente de 50 años que fue remitido desde el Coiba de Picaleña por ingesta de medicamentos con una intención suicida”, dijo Luis Eduardo González, gerente del centro asistencial.
Se habría logrado determinar que el hombre consumió más 300 tabletas de antidepresivos y antihipertensivos.
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El caso del pequeño Gabriel Esteban
González, confeso asesino, había sido condenado a 45 años de prisión luego de investigarse el caso en el que desapareció Gabriel Esteban González y posteriormente se encontró su cadáver en una habitación de hotel en Melgar.
El hombre se llevó engañado a Gabriel Esteban desde la localidad de Usme, pues era uno de los fines de semana que le correspondían como parte de la medida de custodia compartida, a pesar de que su mamá había denunciado violencia intrafamiliar y de género ante las autoridades.
El juez dictaminó este caso como violencia vicaria, pues el asesino utilizó su crimen para hacerle daño a su expareja, dejando como fatal víctima al pequeño Gabriel.
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Tragedia anunciada
Tras denuncias por posibles falencias de la institucionalidad en este caso, la Procuraduría empezó a indagar y se dio cuenta de que los problemas familiares, el maltrato y la negligencia alrededor del pequeño ya estaban reportados con anterioridad ante las autoridades. El pequeño de cinco años estaba habitando en un entorno de enfrentamiento entre sus padres y maltratos por parte de su mamá denunciados.
En Defensoría de esta localidad habría registro de varias llamadas, en total ocho, que muestran la preocupación de la trabajadora social por el entorno en el que se encontraba el pequeño de cinco años. Las llamadas datan del 16, 25 y 31 de julio; 6, 20, 27 y 28 de agosto y 10 de septiembre. Además, la madre del menor, habría dejado constancia de que estaba en peligro por la separación con su exesposo, que terminó en confrontación porque ella tenía una nueva relación.
