El pasado 10 de febrero, Laura de 22 años, denunció ante la Fiscalía un violento hurto del que fue víctima el 9 febrero. En entrevista con la joven, contó que ese jueves salía de su trabajo hacia las 10:30 de la noche, cuando, luego de varios intentos sin éxito al solicitar por aplicación, tomó un taxi en la Calle 85 con Carrera 13, localidad de Chapinero en Bogotá.
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“La persona que me recogió era un muchacho joven. Durante el trayecto, yo notaba que miraba mucho hacia atrás. Como nervioso. Pero yo iba concentrada en mi celular resolviendo unos asuntos del trabajo”.
La mujer cuenta que el conductor le preguntó que ruta tomaba. Ella respondió. Y cuando se movilizaban por la Calle 127 con Carrera 55, “se detiene en un semáforo y dos tipos con arma blanca abren las dos puertas y entran al auto”.
Laura dice que los delincuentes -entre los 27 y 30 años- le advirtieron desde un inicio que se trataba de un secuestro. Y ahí empezó la historia de terror.
Un recorrido que duró más de dos horas
Laura narró que el taxi tomó a toda velocidad la Calle 127 para salir hacia la Autopista Norte y desde ese momento, “me empezaron a decir que les diera las claves de todas mis cuentas bancarias”, pero sin mediar palabra alguna, la golpeó en su cara con un celular que llevaba.
“Yo le digo que tranquilo. Que se lleven todo. Que no tenía dinero, pues soy simplemente una empleada”. Mientras tanto, el conductor toma la Carrera 30, hasta llegar al sector de San Andresito.
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Durante este trayecto, le van quitando su cadena y pulsera de oro; su reloj inteligente; dinero en efectivo; unos cuántos dólares; y tarjetas débito y crédito.
Pero no les bastó y uno de ellos la acosó sexualmente. “Empiezan a tocarme mis senos, la cola, a decirme que me van a matar, que me van a llevar a México por trata de blancas, que ya no voy a volver a ver a mi familia, que a mí me mandaron hacer esto”.
Y es que precisamente la joven asegura que esto último se lo decían reiteradamente, e incluso la obligaban a pensar sobre quién podría pagar su rescate.
“Les digo que yo no tengo ningún enemigo. Me dicen que piense en alguien que pueda pagar por mi rescate 20 millones de pesos (...) Les digo que llamen a mi pareja”.
Mientras esto transcurre, los señalados responsables van desocupando su cuenta bancaria y transfieren a la cuenta de Nequi de la víctima, para ellos poder reenviarla finalmente a la cuenta de Karen Stefanía Giraldo Ramírez. La mujer que identificó Laura.
“Yo hablo con mi pareja. Le digo la información que ellos me dijeron. Y él les dice que no tiene 20 millones. Solo 300 mil pesos en su cuenta. Entonces el tipo escucha, me quita el teléfono y le dice: ‘tiene 20 minutos o se la entregó en bolsitas junto con el taxista’ y le cuelga”.
“Me dejaron tirada en unos matorrales”
Durante este paseo millonario de aproximadamente $13 millones, Laura apuntó que su celular se descargó, por lo que tuvieron que parar en un Oxxo a comprar un cargador. “Yo me quedo muy quieta, trato de estar muy tranquila. En eso mi pareja llama a su contacto de la Sijin para que estuvieran atentas a mi caso”.
Cuando los ladrones logran cargar la batería, empiezan a recibir mensajes de un agente de la Policía, en el que les decían, “que si él me hacía algo, le iba a quedar el mundo pequeño para pagar todo lo que había hecho. Que ya lo tenía localizado”.
Por lo que los sujetos se “asustaron y me empiezan a amenazar. Me ponen el puñal en el corazón y me dicen ‘por culpa de su noviecito la voy a matar’”.
Finalmente, cuenta que llegan hasta el barrio Las Cruces, en el centro de Bogotá, y la botan en un matorral, no sin antes decirle que le perdonaban la vida y dos instrucciones: acurrucarse y esperar a que una moto pase, pite dos veces, y ya se pueda ir, siendo la 1 de la mañana.
“Unos patrulleros me dicen que me suba la moto y me preguntan ¿qué pasó? Hasta que me llevan al CAI de la zona, donde me puede comunicar con mi familia”.
La denuncia y el llamado a las autoridades
Laura acudió a Medicina Legal, donde la remitieron a psicología y psiquiatría, además de un otorrino. Pues no solo fue golpeada en su nariz -en la que presenta tabique desviado-, sino también cortadas en sus mejillas, manos y golpes en los dientes y labio.
“Estoy demasiado afectada. Me dan como unos cuadros de ansiedad, cuadros nerviosos. No puedo dormir. No puedo salir sola. Llevo 10 días incapacitada”.
Agentes del Sijin de la Policía están a cargo de la investigación y se encuentran revisando las cámaras de seguridad del establecimiento comercial donde empezó todo.
Sin embargo, hasta el momento las autoridades no se han pronunciado frente al caso, pues según la joven, algunos funcionarios de Medicina Legal, le indicaron que no es el primer caso que escuchan y más en esa zona de Bogotá donde confluye restaurantes y bares.
“Me dijeron que de pronto a mí ya me tenían como vista desde hace días. Que salía tarde. Que cogía el taxi en la calle”.
Por ello hizo un llamado no solo a otros ciudadanos para que estén atentos, sino principalmente a las autoridades sobre la deficiencia de seguridad en la capital.
“Que realmente nos ayuden a encontrar a estas personas para que no lo sigan haciendo (...) Es tanta la situación y me abruma tanto, que prefiero hablar y que no siga pasando más esto en el país, porque realmente la inseguridad está terrible”.