Las Caimanas se reúnen en la calle de las cometas donde vuelan los sueños en el cielo azul de los meses de enero y febrero en Ciénaga, Magdalena. Y no es mentira. Toda la calle ha sido decorada por la propia comunidad que ha colgado las cometas de mil colores en la vía. “Todo está bien precioso porque llegaron las fiestas”, dice a PUBLIMETRO Wilfrido, administrador de empresas, integrante y director desde hace cinco años de Las Caimanas, a sus 34 años.
Mientras peina una peluca enredada de su atuendo de Caimana, Wilfrido recuerda que la comunidad LGBTI en Ciénaga quería hacerse sentir en las propias fiestas del Caimán Cienaguero y en 2010 decidieron lanzarse al agua no como Caimanas aún sino como Negritas Puloy, pero sintieron que no era una manifestación de identidad en Ciénaga. “Queríamos algo propio”, resaltó Wilfrido.
Fue así como, en un acto de valentía, Las Caimanas salieron a dar sus primeros mordiscos en las calles, hambrientas y con muchas ganas, no de comerse a Tomasita, la protagonista de la historia mítica, quién fue devorada por un caimán sino en búsqueda de visibilización y aceptación hace 22 años en el municipio. “Nos decidimos por primera vez a participar de un Festival Nacional del Caimán y encontramos líneas de resistencia de rechazo hacia estos actorxs de la población LGBTI frente a nuestra participación e incidencia en ese momento”, detalló Wilfrido.
Esa no fue la única piedra en sus tacones con la que se tropezaron para perseguir ese sueño, de ganarse un espacio en el desfile a la vista de todos en el pueblo. “Había que tener los huevos bien puestos y ser muy arrestados para salir a la calle en esa época”, recuerda Cristian Cudriz Cabrera, uno de los miembros más antiguos de la Casa de Paz de Caribe Afirmativo. Chef y empresario.
“Ese año nos tiraron piedras y tomates pero no nos importó continuamos el siguiente con atuendos más brillantes y más refulgentes que el año anterior. Nadie nos iba a detener. Las Caimanas marcó ese precedente histórico y de evolución”, recalcó Henry Henríquez Jiménez, activista, defensor de Derechos Humanos y líder social comunitario en Ciénaga.
Nunca una comparsa había decidido ir en contra de la corriente en la Ciénaga Grande de Santa Marta que baña a este municipio y cambiar de género al caimán de hombre a trans. “El Caimán cienaguero lo tildan de muy masculino. Acá le dicen “el” maldito, “el” animal y lo único femenino de la danza es la niña y que muere devorada por el caimán y la hermana angustiada que llega diciendo que se han comido a la niña y esa era la única representación femenina del caimán”, asegura Cúdriz, quien añade sin pestañear, que “decidimos tomar la danza del Caimán Cienaguero y reestructurarla. Ya no va a ser “el” caimán ahora serán “Las Caimanas””.
Tras sus primeros intentos de brillar en la fiesta, Las Caimanas se asesoraron con los mejores hacedores para perfeccionar cada vez más su atuendo. Por ello, le pidieron ayuda al artista y escultor local Eugenio Meléndez, quién es el encargado de darle vida a las máscaras brillantes de Las Caimanas. También, Alfredo Algarín y Jorge Camacho son quienes visten con lujo y brillo a esta comparsa de tradición. Ellos viajan a Barranquilla e incluso a Bogotá a comprar las telas. “También economizamos y con las uñas trabajamos todo el año para mejorar nuestros atuendos, con el apoyo que a veces recibimos de Caribe Afirmativo, de la Alcaldía e incluso de la Corporación del Carnaval Gay de Barranquilla, pero siempre estamos “pegados del Cristo” para conseguir los apoyo y que Las Caimanas estén a la moda”, afirma Cúdriz haciendo un gesto agónico.
Lo más costoso de conseguir para la comparsa es el calzado de Las Caimanas, ya que hay que mandarlo a elaborar a la medida y con tiempo al zapatero local, que pide primero un 50 por ciento del trabajo y al reclamar hay que cancelar el otro cincuenta por ciento. Para poder costearlo hacen rifas bailables, bazares, sancochos, fiestas y demás eventos para recaudar fondos. “Conseguir los tacones para nosotrxs es muy caro. Los botines fashion y brillantes que queremos cuestan más de 100 pesos o usar unas chinelas, pero Las Caimanas no son así. Ellas son al estilo Drag Queen, glamurosas, así se nos reviente una vena nosotrxs tenemos que ir en tacones y muchos no tenemos para ese gasto. Nos las pasamos enviando cartas y pidiendo posibles apoyos”, detalla Cúdriz con cara de preocupación al ver que las próximas fiestas ya se acercan.
Con estos cambios en su atuendo, el verde de Las Caimanas brillante y lentejueludo se hacía sentir en cada desfile y las máscaras de ese Caimán coqueto, con sombras en los ojos, largas pestañas, candongas en las orejas, flores en la cabeza, plumas y pelucas que se pasearon en trusa y polleras por las calles luciendo tutús y bikini en colores fuertes para resaltar, se fueron haciendo tendencia entre el público tras lanzar besos a la multitud. La comparsa comenzó a desatar a su paso una algarabía de chillidos. “A la gente le gusta el mariqueo, mariquear y disfrutar. Mamarles gallo a los hombres y a las mujeres, grabar saludos en el celular. Creo que cambiarle el género al caimán fue muy asertivo”, resaltó Cúdriz.
Las máscaras cubren la identidad de La Caimana que desfila, como es común en muchas comparsas LGBTI en el Caribe. Es decisión del carnavalerx cubrir su rostro o darlo a conocer al público en el desfile.
“Nos convertimos en unas caimanas trans con nuestras pelucas, nuestros maquillajes, en nuestras máscaras que tienen brillo y su colorido. Somos todas divinas, empoderadas, con nuestros pechos grandes, caderas anchas, tacones altos, en minifalda y así salimos mostrando esta danza desde el punto de vista LGBTI, gay y trans. Esa fue la chispa que le faltaba al festival”, describió Polo.
Sin embargo, a la comparsa como en muchas historias en el Caribe se le atravesó la fatalidad, durante el agudo conflicto armado en esta zona más de seis personas de la comunidad LGTBI en Ciénaga fueron asesinadas o desaparecidas en esta zona.
“Llegó un momento de crisis no había presencia de Las Caimanas ni del activismo hasta que en 2016 llegó la Casa Caribe a activar estos espacios tras los acuerdos de paz con la guerrilla de las FARC con este espacio volvimos a tener un lugar seguro donde amparar al grupo”, recordó el activista Henry Jiménez.
No hubo desfile “bueno” si no salen Las Caimanas
El desfile en Ciénaga comienza de sur a norte desde la Avenida Donado con calle 26, toma la 19, luego la 21, la calle 7 y llega hasta el Camellón de La Playa. Las Caimanas abren el bloque LGBTI, antes de la carroza en la que se desplaza la reina central de la diversidad. Todo es una ola de bulla y aplausos, que ya no son ofensivos sino que se dan desde el respeto a este disfraz colectivo.
“En el momento exacto cuando pasan Las Caimanas y la comitiva LGBTI esos son los aplausos, el desorden también, la gente se enciende, se emociona. La gente nos espera y a veces nos ubican al final, porque somos las más esperadas y así la gente espera que allí viene lo mejor”, cuenta Cúdriz con los ojos iluminados que se pierden viendo volar las comentas en la calle.
El rémix de Las Caimanas
La coreografía comienza con dos minutos de la tradicional danza del Caimán y luego se realiza una mezcla de las canciones que estén de moda en la temporada y pegadas en las emisoras del municipio para escenificar el show artístico estilo Drag Queen, con fonomímicas y teatralidad.
“Representamos toda la danza como tal ancestral, pero al final le damos ese toque con un rémix musical de la canción del momento”.
En la actualidad, Las Caimanas hacen parte de las comparsas que participan de la Guacherna LGBTI en el Carnaval de Barranquilla en la cual participan año tras año. Y también son invitadas a todas las festividades en Santa Marta, la Zona Bananera y sus alrededores.
“Hemos podido viajar con Las Caimanas y ya se tiene reseña en el territorio de que en Ciénaga hay un grupo de actores y que tenemos esta acción propia de resistencia”, destaca Wilfrido.
Sin embargo, hoy en día pese a todo lo que han ganado en presentaciones como en el Carnaval de Barranquilla todavía en Ciénaga no tienen un espacio oficial en la tarima principal para verse representadas. “Que la cuota LGBTI tenga su espacio en los escenarios oficiales del Festival”, puntualiza Cúdriz para formalizar esta petición.
Esta lucha ha generado sus frutos, hoy Ciénaga, Magdalena es el sexto municipio del departamento con política pública LGBTI aprobada y a la espera de su implementación.
“Ellas se han ido transformando para representar la esencia de lo que ha sido la danza del Caimán Cienaguero y a la vez reclamando la reivindicación de sus derechos”, concluyó Jiménez.
Las cifras: 12 son las integrantes de Las Caimanas que desfilan en el Festival Nacional del Caimán en Ciénaga y en la Guacherna Gay en Barranquilla.
También puede leer: Con sombrero su ‘vueltiao’: Gustavo Petro ‘se enfiestará’ en el Carnaval de Barranquilla 2023