Generalmente, los gatos se adaptan fácilmente a las rutinas; sin embargo, cuando se presenta un cambio abrupto tienden a rechazarlo por medio de su comportamiento. Esto puede desencadenar una serie de dificultades de salud y comportamiento en el felino.
Cuando esto sucede, su estado de ánimo disminuye, presentando apatía, falta de apetito y decaimiento. Como mecanismo de defensa y expresión de su rechazo ante lo ocurrido, los gatos tienden a buscar más espacio de independencia, aislándose y cambiando sus rutinas diarias.
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En ocasiones, dejan de jugar, no permiten el contacto físico ni caricias, no utilizan su arenero, duermen más de lo habitual e incluso se tornan agresivos con los humanos o demás mascotas. Si su gato presenta alguno de estos síntomas es recomendable acudir de inmediato al veterinario para descartar que éstos se deban a alguna afectación a nivel de su salud.
Al descartar afectaciones físicas, se sugiere establecer rutinas de compañía y tiempo de calidad con los felinos, jugando con ellos y brindándoles un ambiente cómodo, tranquilo, estimulante y seguro. Con el paso del tiempo, comenzará a notar que su gato nuevamente levanta su cola, no encorva la espalda, come como de costumbre, juega, se limpia, ronronea, maulla y duerme durante periodos de tiempo más regulados.
Es importante respetar los espacios de soledad que busca el gato mientras se encuentra triste; pues si se acerca mucho a él o se persigue lo percibirá como invasión y tenderá a agredir para alejar a quien intenta perseguirlo. Poco a poco, por medio de diversos juguetes llamativos o premios comestibles de su agrado intente demostrar a su gato que está de su lado y no pretende incomodarlo, de esta manera le proporcionará seguridad y calma.
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Cuando su gato se sienta cómodo, regresará a su lado y buscará establecer de nuevo contacto físico y cercanía, no dude en brindárselo, mantener las rutinas; y recomendaciones que su veterinario le haya proporcionado en el proceso.
