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Daisy Jones and The Six: el mito sobre el mito del rock

La serie esta basada en el Best Seller de la famosa autora norteamericana Taylor Jenkins Reid

Al final del segundo capítulo de Daisy Jones and the Six, su protagonista Billy Dunn (Sam Claflin) ya ha caído en todos los clichés autodestructivos que solemos ver en todas las series sobre rockeros: Tiene problemas con las drogas y el alcohol, engaña a su esposa múltiples veces en gira, y ha perdido el control de su vida, echando a la borda todos los sueños de la banda que él formó. En ese momento es imposible no pensar que si el protagonista cayó en la espiral del rock apenas en el segundo capítulo ¿qué le queda a la serie? Pocos segundos después una periodista que sigue la historia de la banda dice que, aunque para muchos rockeros ese es el final, en el caso de Billy fue el principio.

Y es que de eso se trata Daisy Jones and the Six, la más reciente serie de Amazon Prime sobre el auge y caída de una banda de rock de los setenta. De jugar con los clichés de de las Rock Biopics que hemos visto hasta la saciedad, a veces subvirtiendo las expectativas, y a veces aferrándose a ellas. La serie esta basada en el Best Seller de la famosa autora norteamericana Taylor Jenkins Reid, que bajo el formato de “historia oral” va contando las desventuras de The Six, una banda de Pittsburgh que en su afán de convertirse en estrellas se mudan a California y terminan topándose con Daisy Jones, una talentosa y explosiva cantante local quien cambiará el destino de la banda, especialmente de su cantante Billy.

La historia del libro está inspirada en el mito alrededor de la banda Fleetwood Mac, la cual fue tan famosa por su música como por las rupturas entre parejas formadas dentro la banda. La pareja conformada por la cantante Stevie Nicks y el guitarrista Lindsey Buckingham se volvió especialmente notable durante la grabación de Rumours, uno de los discos más vendidos en la historia del rock, gracias a sus memorables canciones y todo el drama detrás de su separación que las inspiró. El libro de Jenkins Reid, al ser una versión ficcional de esos eventos, le permite darse libertades creativas, y ponerle aun más dramatismo a lo contado. Ficcional o real, los elementos claves están allí: dos estrellas de rock, dos fuerzas de la naturaleza llenas de egos e inseguridades, mediadas por todo tipo de adicciones, y que no pueden evitar enamorarse, como tampoco destruir todo a su alrededor, incluso a ellos mismos.

Muchos fans del libro creen que la adaptación a televisión pierde algo de fuerza. Pero la serie aprovecha sus recursos audiovisuales para beneficio de esta. La dirección de arte es realmente fiel a aquella Los Angeles de los setenta. Todo está grabado en las locaciones reales de la ciudad en esos años. Bares, Hoteles y estudios de grabación míticos son recreados de la manera mas fiel posible a su estilo del momento. Pero tal vez el gran triunfo de la serie frente el libro es volver la música de la banda (que en el libro solo es mencionada) real. Los asesores musicales, aparte de curar una gran banda sonora de canciones de la época, grabaron su propio Rumours, llamado en este caso Aurora. Obviamente es imposible que Aurora fuera tan bueno como la obra maestra que lo inspiró; pero el resultado es más que convincente. Más aun teniendo en cuenta que los dos protagonistas nunca habían cantado antes de hacer la serie. Es sorprendente en el caso de Daisy, interpretada por la actriz Riley Keough, quien es realeza del rockandroll al ser nieta de Elvis Presley e hija de la recientemente desparecida Lisa Marie. Ella nació para hacer ese papel. Y vaya si lo demuestra.

El libro está contado en forma de historia oral, con las voces de todos los protagonistas. La serie aprovecha eso para hacer un falso documental, recurso que ayuda a la serie a tener varios puntos de vista ya que todos los recuerdos son borrosos y contradicen las historias de unos y otros. Sin embargo, abusar de ese recurso a veces hace que la historia no tenga mucho sentido, y la coherencia desaparezca del todo, incluso para esos estándares.

Pero tal vez el mayor problema de la serie sea su exceso de drama. A veces el enfoque sobre los personajes y su relación tormentosa es demasiada, y se pierde de vista lo que en últimas debe ser siempre lo más importante, y es la música que inspiró todo. Por más que las historias detrás Rumours sean tan fascinantes, nada es más fascinante que el propio álbum.

Los personajes femeninos son un punto fuerte de la serie. En una época donde el rock era una cosa de egos machistas y sexistas (época que claramente está lejos de haberse acabado del todo) vemos a mujeres valientes y talentosas lograr sus objetivos gracias a ese talento, después de tener que lidiar con productores acosadores, y en general cientos de hombres que creían que las mujeres no debían tener otro papel en aquella escena que la del decorado.

Más allá de las muchas imperfecciones de la serie, su gran fortaleza es la obsesión por mostrarnos un momento específico de la historia de la música. La era ya acabada del rockstar, ese ser conflictuado y virtuoso que nos regalaba arte y llenaba estadios mientras trataba de callar sus propios demonios. La historia se ha contado millones de veces, ya sea en documentales, biopics, libros y mitos. Pero no nos cansamos de verla. No aún.

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