Cuando se pensaba que el peor arbitraje de la historia siempre y por lo general se veía en España, nosotros los colombianos dijimos que al menos, en este momento, debíamos por fin merecer un primer lugar y los méritos que se están haciendo son innegables: no hay nada más inestable que los réferis nacionales, capaces de cometer grandes burradas en nombre del reglamento.
El sábado pasó con Wilmar Roldán, que parece que no es capaz de cambiar ciertas actitudes que en algún instante terminaron dejándolo por fuera del pasado Mundial. En Rusia 2018 y a pesar de que la evidencia en video era realmente concluyente, decidió mantenerse en pitar una pena máxima que nunca existió. Eso fue en el marco del duelo Egipto-Arabia Saudita, cuando Roildán decidió que el VAR no es una herramienta con la que él quiera contar. Una paradoja porque hace un par de años, durante un Bucaramanga-Santa Fe y ante la duda que le generó un gol de Maxi Núñez ante los rojos, Roldán hizo el gesto de VAR para revisar una decisión, cuando en Colombia ese sistema aún no estaba aprobado.
El caso es que el sábado en Techo de nuevo hubo que presenciar un papelón arbitral, cosa que ya parece un ingrediente habitual en cada fecha en la que se disputa nuestro fútbol. Cariaco González fue derribado en el área por un zaguero de Equidad en una falta tan clara que en realidad no necesita ni siquiera la opinión del VAR. La patada sobre el jugador del Junior va a destiempo y lo caza plenamente. Penal, en cualquier dimensión diferente a la nuestra.
Roldán cometió de nuevo el error de Rusia 2018: escuchó las indicaciones del VAR pero decidió no consultar y mantenerse firme en su primer concepto, más allá de lo evidentemente errático que fue. Para completar, ¡el agredido “Cariaco” terminó con amarilla por simular!
Si esa clase de cosas pasan con Roldán ¿Qué se puede esperar del resto? Pues cosas como las de John Hinestroza en el Tolima-Cali, donde obvio una pena máxima de Rovira sobre Ángelo Rodríguez, por ejemplo. O Eder Vergara, que perjudicó a Santa Fe en el duelo ante Rionegro Águilas quitándole un gol válido de Morelo y después validando un gol de los antioqueños en el fuera de lugar más fácil de identificar desde que la regla existe. Ahora, hay que decir que en la cabina del VAR en el estadio Alberto Grisales de Rionegro estaba Nicolás Gallo, réferi que hace muchísimo tiempo ha demostrado que no da la mínima garantía de nada y a pesar de eso, estará en el Mundial de Qatar.
Si de fútbol andamos mal, la cosa en el arbitraje es horrible y a pesar de los cuestionamientos sobre la cúpula que domina esa parte del juego, las cosas siguen igual.