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Noticias de Sri Lanka

Es tragicómico lo ocurrido en Sri Lanka, esa pequeña isla que queda justo debajo de India y que alguna vez se llamó Ceilán. Chistoso porque te despiertas un día y al consultar internet ves que el fin del mundo parece un after en Melgar: aglomeraciones en la puerta de la casa presidencial, gente en la piscina, regada en los salones, usando los baños, escarbando los clósets o tirada en la cama como si estuviera pasando el guayabo… Todo a plena luz del día y ante los ojos del mundo.

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Trágico el tema porque más allá del colorido y la sorpresa, Sri Lanka es un país en crisis que sufre por falta de alimentos, combustible y divisas extranjeras, entre muchas otras carencias. No se trata de hacer aquí un análisis a fondo de su situación, que este no es el espacio ni yo la persona indicada. De lo poco o mucho que pueda saber al respecto, la única certeza que tengo es que hay que estar muy desesperado para hacer lo que hicieron los manifestantes en el país asiático.

De todo lo visto, lo que me sorprende es que cosas así no pasen todas las semanas alrededor del mundo; sería lo normal, digo. Cada tanto un país pobre siendo tomado por sus ciudadanos cansados de los abusos de sus gobernantes. Y aunque creo entender la angustia y zozobra que tal hecho puede causar, que el cambio que los colombianos deseamos se haya manifestado en las urnas el pasado junio y no a través de una toma a la fuerza me complace y a la vez me decepciona.

Digo, tenemos una democracia medianamente funcional, lo cual es bueno, pero sorprende que con tanta gente necesitada y abusada no haya ocurrido un gran estallido social, que sería lo esperado. Y no hablo de las marchas de los últimos años, sino de una verdadera protesta tipo Revolución Francesa. No sé qué tipo de resentimiento o carencia haya en mí, pero me emociono cada vez que pienso en que despierto un día y este país está incendiado por cuenta de lo mal que lo hemos manejado.

Y lo de Sri Lanka ha sido como una inspiración: ahora fantaseo usando el baño de Duque y que no bajo la cisterna a manera de declaración de principios; o me veo asaltando la nevera, comiendo con la mano y limpiándome con las cortinas, que fueron cambiadas hace poco por Santos por un valor de seiscientos millones de pesos. Es que no hay que escarbar mucho para explotar por lo que sucede en este país tremendamente desigual. La última joya de corrupción estatal es la desaparición de al menos quinientos mil millones de pesos en tajadas y sobornos provenientes de las regalías para la paz, una cifra descomunal por mucho que el dólar este casi a cinco mil. ¿Cómo seguir viviendo sabiendo eso? ¿Cómo pasar la página o hacerse el de la vista gorda? ¿No da tal cosa para salir a la calle y desafiar todo lo que tenga que ver con el establecimiento?

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Repito, ¿por qué lo ocurrido en Sri Lanka no se ve más seguido? ¿Por qué no pasan en el resto de Asia y en regiones de África y América Latina escenas similares? ¿No se han aprovechado lo suficiente de nosotros, o es que creemos que estamos mal cuando en realidad no lo estamos tanto? ¿Cuánto más vamos a dilatar esta sensación de que la bolsa está que se rompe pero que aún resiste un poco más?

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