Felipe Costa, o como sus amigos le dicen ‘Pollo’, es un comunicador social y periodista con énfasis en publicidad, que en 2007 decidió entrar a una escuela de magia y desde ese año ha sido su pasión junto con el malabarismo que practica desde los 14 años.
A lo largo de sus más de 15 años de experiencia ha realizado espectáculos para todo tipo de audiencia en 20 ciudades de Colombia y 6 naciones extranjeras como: Argentina, Estados Unidos, España, Italia, Francia y República Checa. Sin embargo, este año sumará un nuevo destino en su lista y podría ser uno de los más importantes de su carrera: Ucrania.
Desde el próximo 21 hasta el 31 de agosto, Felipe viajará a Ucrania; el país que el 24 de febrero de 2022 fue invadido por Rusia y ha dejado hasta la fecha al menos 62 mil personas muertas, 15 mil desaparecidos, y aproximadamente 17 millones de desplazados forzosamente.
Gracias a un gran porcentaje de donaciones a nivel mundial, su reto será llevar alegría, arte y un momento de calma a cientos de niños víctimas de esta guerra ajena, que los ha separado de sus padres o incluso quedados huérfanos.
Por ello, PUBLIMETRO quiso hablar en entrevista con este mago para conocer cuáles son sus miedos, principales objetivos y si la magia, esa capacidad de sorprenderse ante lo inimaginable, puede impactar positivamente en los menores que nunca pidieron perderlo todo.
La travesía de un artista colombiano para llevar magia en medio de la guerra
Felipe nos recibe en su cuarto que está lleno de muebles con libros y alguno que otro objeto de magia cerca. Está sentado frente a la cámara de su computador y su cabello bien arreglado y alocado en una cresta. Ensaya el sonido y acto seguido agradece por el espacio.
¿Cómo fue ese primer acercamiento con la magia?
Desde que tenía 14 años tuve la oportunidad de ir a muchas fundaciones donde el arte no tenía acceso como el barrio Codito o Santa Fe. A raíz de eso siento que me empecé a enamorar mucho del arte. Como tal a entender que lo que yo hago puede llevar alegría a espacios, donde es más que necesaria. Y en uno de esos espacios conocí a Carlos López quien es mi mejor amigo y el encargado de Magos sin Fronteras para Latinoamérica.
¿Cómo será su viaje?
El viaje empezará en Cracovia, Polonia donde voy a compartir con los niños que están allá durante dos días. Luego tomo un bus camino a Leópolis, Ucrania y ahí estaré durante cuatro días haciendo espectáculos, talleres de magia y continuando el proyecto de Magos sin Fronteras.
¿Por qué continuar? Porque la idea del proyecto es enseñar magia a estas personas que están en situación vulnerable para darles un camino diferente. Que entiendan que en la magia hay una decisión de vida, no solo para convertirse en magos, si quisiesen, sino también para que encuentren en la magia un peldaño para lograr lo que ellos quieran a futuro.
¿Qué expectativas tiene? ¿Algún miedo?
Voy con mucha incertidumbre, pero en un buen sentido, o sea, me genera curiosidad. El hecho de que Carlos ya haya estado allá, pues me genera mucha tranquilidad porque él sabe cómo está la situación. Entonces de alguna manera es seguro porque tengo entendido que Leópolis o la ciudad donde voy a estar, está bastante lejos del conflicto.
¿Y el idioma?
Ahora que lo mencionas es la parte más difícil. Entonces hay que llevar cosas muy visuales. ¿Quieres que hagamos una magia?
Felipe pregunta de manera espontánea y le respondo que “claro, por supuesto”. Sale del cuadro de la cámara y llega con cinco cartas de color rojo. No sé qué truco hará.
“No vi venir esto. Esta es una magia que compete de cinco cartas rojas y la quiero llevar por dos razones: solo tengo que aprender a decir ‘rojas’ y los números del 1 al 5 básicamente. Además, he estado estudiando en plataformas un poquito de polaco y un poquito de ucraniano. Ya sé cómo por ejemplo se dice pollo: cursack”.
Tras explicarme lo que ha estudiado, vuelve al acto de magia que tanto esperaba.
“Estas son cinco cartas rojas y digamos…ah no, perdón que pena, son cuatro cartas rojas y con estas vamos a hacer un ejercicio que a la gente le va a encantar. Qué yo tengo una, que yo tengo dos, que yo tengo tres y que tengo cuatro…No, lo siento. En realidad son tres cartas rojas”.
En ese punto de la magia logro entender que con agilidad y la suficiente distracción para no saber como lo hizo, una a una de las cinco cartas rojas se convierten en azul. La risa apareció como unos segundos de sorpresa e ilusión.
Si yo quedé deslumbrada no me imagino la reacción de los niños
(Ríe) Bueno, en eso estamos y de hecho mira que también el ejercicio ha sido buscar magias que sean fáciles de comunicar muy vistosas.
¿Cree que la magia puede sanar?
Existe la magia que se ve y la magia que se aprende, que se enseña. Esto a partir de darnos cuenta que los niños la pasaban bien, pero al otro día continuaban con su vida. Entonces mi amigo Carlos se preguntó ‘¿qué pasaría si en vez de tener mucho alcance tenemos poco alcance y mayor profundidad?’.
En Ucrania ya hay un grupo de niños a quienes les enseñamos magia y ahora tienen la capacidad de usarla como una herramienta de vida y no solo de haberla disfrutado o comprendido.
Por ello es que la magia abre la posibilidad de entender que lo imposible es posible sabiendo que en algún momento lo que ellos están viviendo va a terminar. Que encuentren también un poco un refugio y también una herramienta para compartirla con quienes lo necesitan porque la magia es un conocimiento prácticamente eterno.
¿Con qué logros piensa regresar a Colombia?
Con la satisfacción de haber llevado alegría a un rincón donde la tristeza reina. Lo segundo, sembrarles más curiosidad, que podamos hacer sesiones virtuales. Y por último, tener la capacidad de comunicarles e inspirarlos a entender los valores que tiene la magia mucho más de conocer un efecto mágico.
La misión de observación de la ONU cifró en 525 el número de niños muertos (276 niños, 219 niñas y 30 niños, cuyo sexo aún se desconoce), y al menos 1047 heridos en 289 ciudades, pueblos y aldeas de toda Ucrania, tanto en las zonas controladas por el Gobierno como en las ocupadas por Rusia, desde el inicio del conflicto en febrero de 2022.