La triste y dura historia de la hija de Rosa Elvira Cely, la mujer que empalaron hace 11 años en Bogotá

La chica, en vez de recibir compasión, fue bulleada y maltratada por lo que pasó con su mamá.

La triste y dura historia de la hija de Rosa Elvira Cely, la mujer que empalaron hace 11 años en Bogotá.

En un gran especial de El Espectador, Juliana Cely, hija de Rosa Elvira Cely, contó qué es ser hija de una víctima de feminicidio, en un especial donde se cuentan testimonios de un fenómeno criminal que ha dejado más de 300 mujeres muertas tan sólo el último año.

Rosa Elvira fue asesinada por un compañero de clase que ya había matado a una ex pareja antes. Para cuando fue asesinada, hace once años, tenía una hija casi adolescente que no entendía qué le había pasado a su madre.

Javier Velasco fue su perpetrador. Él era su compañero de clase y la sometió a toda clase de vejámenes que la terminaron matando. Su ingreso en la Clínica San Ignacio, de la Javeriana, fue tardío. Murió a causa de la heridas del infame agresor, que ya mató a otra pareja anteriormente.

Gracias a esto se creó la Ley 1761 de 2105, que tipificaba el feminicidio como un delito autónomo. Pero hecha la Ley, hecha la trampa: muchos violentadores siguen libres.Y para 2022 hay más de 300 feminicidios.

Ahora, muchos se olvidan de qué les pasa a esos hijos traumatizados por un padre casi siempre asesino, una mamá muerta casi frente a ellos. Y en el caso de Rosa Elvira, Juliana Cely habló para un especial de El Espectador sobre los hijos de víctimas de feminicidio.

De hecho, la trataron peor por enterarse del asesinato de su madre a casi sus 15 años.

La terrible historia de la hija de Rosa Elvira Cely

La sociedad colombiana es cruel en todo aspecto. De empatía, eso lo conocemos poco. De ahí nuestra guerra civil eterna. Y una víctima más fue Juliana, hija de Rosa Elvira Cely.

Juliana, estudiante de Mercadeo y Publicidad, contó en un gran especial en El espectador que ella sufrió bullying, que varios colegios le negaron cupo por no tener cupo familiar de papá y mamá (no es algo inusual en Latinoamérica y sí un absurdo motivo de discriminación) y que ya veinteañera ha entendido lo que pasó.

De hecho, se enteró en un clase, lo que pasó con su madre.

“En ese momento sabía que a mi mamá solamente la robaron” dice su hija en el especial de El Espectador. “Y una chica comienza a nombrar palabra por palabra toda la historia”, contó.

Esto la llevó a leer un periódico y su tía y su abuela le tuvieron que hablar de la historia esto la impactó psicológicamente. Si bien tuvo acompañamiento profesional, sus compañeros fueron crueles, se burlaron de ella y hasta le cortaron el cabello.

Igual, en varios colegios la rechazaron y hasta las psicólogas la rechazaban por su historia. Juliana cuenta que la sociedad falló con ella, ya que se debería dar un acompañamiento a los niños hijos de víctimas de feminicidio.

De todos modos, quiere que se le considere una mujer resiliente por todo lo que le ha pasado, como narró para El Espectador.

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