Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), en 2021, hubo 612.228 nacimientos registrados en Colombia, de los cuales, el 18,2 % (111.548) fueron producto de embarazos de niñas y adolescentes entre los 10 y 19 años.
Un dato nada alentador, pues a pesar de que el número venía disminuyendo constantemente desde 2015, en 2021 hubo un incremento del 10 % respecto al año interior.
Esto obedece a los abusos sexuales y situaciones de violencia, de las que estuvieron expuestas las niñas y adolescentes en sus hogares, durante los confinamientos y cuarentenas decretadas para contener el coronavirus.
Pues es necesario tener presente, que los nacimientos registrados en 2021 son productos de relaciones contraídas en el 2020. Una época dónde víctimas y victimarios convivían en un mismo espacio.
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Esta conclusión fue abordada en el más reciente informe del Laboratorio de Economía de la Educación, de la Universidad Javeriana, que no solo presentó los datos más actualizados acerca del embarazo infantil y adolescente, sino que pretende aportar a la visibilización y reflexión sobre esta problemática que agrava las desigualdades y brechas de género en el país.
Los embarazos en menores son producto de una violación sexual
De los 111.548 nacimientos en menores de edad en 2021, 4.732 (4,2 %) ocurrieron en niñas entre los 10 y 14 años. Un aumento del 10,0 % con respecto al 2020.
Y es que hay que tener en cuenta que estos nacimientos presuponen un delito sexual, pues la capacidad de comprensión y valoración del acto sexual por parte de los menores no es adecuada para su edad.
Así lo determina la Sentencia C876 del 2011 de la Corte Constitucional, la cual, además, tipifica el acceso carnal abusivo con menor de catorce años, como delito. En el que el agresor o agresores, incurrirán en prisión de 12 a 20 años.
Asimismo, el documento informó que los embarazos en este rango de edad, durante enero a julio de este año, en comparación con 2021, aumentaron en las zonas rurales de Colombia (11,9 %). Mientras que en las zonas urbanas disminuyó en un 6,5 %.
Respecto al departamento de residencia de la madre, en ese mismo periodo, Antioquia es el departamento con mayor número de nacimientos en niñas entre los 10 a 14 años, pues agrupa a cerca del 11,8% de los nacimientos (284). A este le siguen Bolívar con el 8,2% (199 nacimientos) y Córdoba con el 5,7% (138 nacimientos).
Por otro lado, indican que en 2021, los señalados agresores de las niñas entre los 10 y 14, tenían una edad promedio de 20,7 años. Mientras que para 2020, fueron de 20,4 años.
Finalmente, el Laboratorio de Economía, entrega un panorama un poco más alentador para este 2022. Pues, entre enero y julio, se registraron 2.416 nacimientos en niñas de 10 a 14 años. Es decir, una disminución de 6,1% respecto a 2021 (2.573).
No obstante, señalan, los nacimientos en 2022 incrementaron 2,9% respecto a los mismos meses de 2020.
Las consecuencias de un embarazo infantil producto de una violación
El informe menciona que estos embarazos pueden tener impactos considerables en la vida de las niñas y adolescentes, como riesgos médicos de complicaciones durante el embarazo y el parto; así como efectos sobre la salud mental de la madre.
Igualmente, tiene consecuencias negativas sobre sus vidas, con impactos en el corto y largo plazo. Como, por ejemplo, mayor probabilidad de que caigan en la pobreza, pues la mayoría de las veces no logran culminar satisfactoriamente su formación educativa.
Por ello, hacen un llamado a las autoridades, para que sea tratado como una problemática de salud pública y encaminen esfuerzos hacia una política integral para la reducción del embarazo infantil y adolescente que incluya cuatro puntos:
- Mejora del acceso a Educación Integral en Sexualidad: consejería en el uso de métodos anticonceptivos, prevención de enfermedades de transmisión sexual, la importancia del consentimiento y más.
- Fortalecimiento de la atención en salud, teniendo en cuenta que los embarazos en edades tempranas suponen un riesgo elevado para madres e hijos antes, durante y después del parto.
- Asegurar la culminación de los estudios en mujeres que son madres a temprana edad.
- Atención psicosocial tanto para la madre como para su familia, considerando los impactos emocionales de un embarazo.