PUBLIMETRO COLOMBIA habló con Juan Carlos Upegui, que a sus 33 años es precandidato a la Alcaldía de Medellín por el recién formalizado partido Independientes, el mismo que llevó al poder al actual alcalde, Daniel Quintero, cuando era un movimiento.
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¿Quién es Juan Carlos Upegui?
Soy un activista por la paz, exsecretario de la No Violencia, he sido defensor de los Derechos humanos, joven convencido de que la educación es el camino para transformar la sociedad, hice parte de la construcción del Plan de Desarrollo de la Medellín Futuro, el que ganó el premio al mejor, y estuve en Harvard-Bloomberg estudiando Liderazgo de Ciudades. Estoy hoy, caminando la ciudad, recorriendo los barrios y las comunas, acercándome a la gente, construyendo un proyecto de ciudad que permita que Medellín vaya siempre adelante. Soy hijo de un maestro, de una mujer migrante del campo, que vino a la ciudad en busca de oportunidades. Crecí en la comuna 5 Castilla, de Medellín. Me he apasionado muchísimo toda mi vida por el conocimiento, el arte, la cultura, me gusta mucho el cine, compartir con los amigos y en esto que es parte de mi vida, en compartir con la gente alrededor de causas ciudadanas como la paz, la lucha por el medioambiente y estoy convencido de que a través de la conectividad, la tecnología, podemos transformar la sociedad.
¿En qué momento fue que se interesó por la política?
Desde que era niño tenía la vocación del liderazgo, fui representante estudiantil en la escuela y participaba de grupos de estudio, en movilizaciones y en la Universidad de Antioquia hice parte del movimiento estudiantil. También estudié en la Universidad Nacional de Colombia. Creo que la juventud debe tomarse la política y por eso creamos en ese tiempo el partido del Tomate, que invitaba a los jóvenes a tomarse la política y hacíamos protestas simbólicas.
Según usted, ¿qué es lo que se necesita para ser el alcalde de la segunda ciudad más importante del país?
Se necesita mucha sensibilidad. Medellín es una ciudad, que históricamente, de la misma manera que Colombia, ha excluido a la mitad de su población, los ha condenado al rebusque, los ha dejado sin pensión, los ha dejado sin derecho a la educación, ha marginado a los jóvenes, lo ha criminalizado, no le ha permitido ir a la universidad. Creo que para ser alcalde de Medellín hay que conocer la realidad de los barrios, haber crecido en ellos para entender cómo ese tejido comunitario a la vez es la mayor oportunidad que tenemos en este momento, porque el mayor activo de la ciudad es su gente.
Muchos dicen que usted es muy joven para aspirar a ser alcalde de Medellín, ¿qué les dice?
Es mi mayor virtud. Cuando estoy en la calle me dicen que necesitamos gente fresca, con energía, con ganas de trabajar, transparente y por supuesto, tengo la formación. Soy filósofo de la Universidad Nacional, fui secretario de la No Violencia, ayudé a construir la gerencia de proyectos estratégicos, estuve al frente de la construcción del Plan de Desarrollo y he estado en el gobierno nacional en temas de innovación tecnológica.
En las redes sociales se asegura que usted es el Quintero 2.0, ¿qué dice?
Mi fuerte en redes sociales son los jóvenes, en Tiktok estamos creciendo fuertemente, en Twitter soy un líder nacional de opinión y ahí estoy creando una conversación alrededor de que en Medellín haya un líder progresista, que defienda las banderas del cambio, que luche por la educación, por la protección del medioambiente y, sobre todo, por la construcción de paz. Lo que nos une a todos los sectores alternativos, sociales, independientes es la idea de que Medellín por fin supere su conflicto urbano, de que Colombia por fin supere la guerra y que podamos, esta generación, transformar la historia del país, para tener una historia diferente y que podamos proteger la vida y convivir pacíficamente y tener un país en paz.
El fortalecimiento de los combos en Medellín está a la orden del día, ¿cuál sería su estrategia de seguridad?
Aquí hay una oportunidad que se está creando con la agenda de Paz Total, el gobierno nacional a través de la oficina del alto comisionado para la paz, está desarrollando conversaciones oficialmente con estructuras que operan en Medellín. Yo creo que no hay ningún otro candidato que entienda la oportunidad que hay ahí, porque como secretario de no violencia estuve al frente del trabajo con desmovilizados de las autodefensas, reincorporados y sé cómo construir esa metodología que permita desarmar los jóvenes, transformar la realidad de los barrios y que a través del arte, la cultura, la educación, podamos transitar ese conflicto urbano en toda una energía que transforme la sociedad colombiana y la de Medellín.
Hay que ser mucho más realistas porque los combos controlan en ciertas comunas la venta de las arepas, huevos, entre otros; ¿qué les van a ofrecer para que decidan dejar esas rentas ilegales?
En temas de seguridad Medellín ha dado un paso importante al reducir a la mitad los homicidios. Somos la ciudad de Colombia que mayor reducción tiene en este indicador, que es fundamental, porque nos indica que hay un cambio en la visión de la seguridad, que no se mide por otras variables sino que se mide por vidas salvadas. Ahí tenemos que seguir avanzando y dar pasos adicionales de reducir el hurto a la mitad y acabar la extorsión; sin embargo, esto no solo tiene que construirse a través del aumento de la capacidad operativa de la fuerza pública, sino de una política social y de construcción de paz.
¿Qué medida tomaría respecto al uso de las armas de fogueo o traumáticas con las que roban a los medellinenses?
Hay que avanzar en la política de desarme. Medellín es una ciudad que está estructurada a través de la cultura paramilitar, del narcotráfico y eso tenemos que transformarlo, a través de pedagogía, pero con una posición clara de la administración municipal: toda vida vale. Teníamos una ciudad que nos decía, ‘por algo lo mataron’, ‘por algo fue’, ‘quien sabe en qué estaba’. Transformar la cultura para la protección de la vida en todas las condiciones es fundamental. Hay que desarmar a la ciudadanía, no necesitamos una ciudad en donde los civiles estén armados. No, necesitamos una ciudad donde la institucionalidad del estado garantice la justicia, tenga presencia. También desarmar los corazones, llegó el momento en el que dejemos los discursos de odio a un lado, las mentiras y de transformar la política en un instrumento para construir entre todos y no unos contra otros.
Si gana, ¿cómo sería la Medellín que recibe?
Recibimos una Medellín con inmensos retos, pero con inmensas oportunidades. La ciudad se está convirtiendo en el principal destino turístico de Colombia y del mundo. Tenemos el reto de transformar urbanísticamente la ciudad para aumentar el acceso y la oferta de vivienda, sobre todo en el centro, no podemos seguir construyendo en los bordes de la ciudad, en las laderas, porque eso hace ineficiente la movilidad, aumenta los costos energéticos.
Su participación en la marcha de la oposición fue considerada por muchos como una provocación...
Yo creo que fue una provocación a la reflexión, al diálogo. Muchos de los que participaron de la marcha se acercaron a mí y me dijeron: ‘Chévere que estés aquí’. Lamentablemente, los líderes de la marcha desde los micrófonos incitaron a que me expulsaran y terminaron golpeando un símbolo de la paz.
¿Cómo va a enfrentar la polarización que se vive en la ciudad?
No tenemos una división entre izquierda y derecha. Tenemos una división entre los que quieren volver al pasado, entre lo que sueñan en tener una sociedad que criminaliza a los jóvenes, que convierte la seguridad en un show para aumentar la popularidad y eso es a lo que no queremos volver como sociedad. Necesitamos avanzar en una agenda en donde la seguridad se mida en vidas, hablemos de paz y construir desde los territorios con las organizaciones sociales.
La frase
“Hay que avanzar en la política de desarme. Medellín es una ciudad que está estructurada a través de la cultura paramilitar, del narcotráfico y eso tenemos que transformarlo”, Juan Carlos Upegui, precandidato del partido Independientes.