Bogotá: un circuito donde lo cotidiano se convierte en extraordinario

Lugares otrora comunes para turistas y locales, ahora son centros de experiencias refinadas en una ciudad cambiante.

Si es de los que ni de fundas sale en Semana Santa y cree que Bogotá es una ciudad “aburrida”, despéguese de ese imaginario de mala fama: de hecho, es un lugar donde todos los espacios que antes eran tan comunes como los hoteles, los restaurantes o incluso los centros comerciales, traen nuevas propuestas y tan elaboradas o refinadas como quiera.

Estos son algunos espacios que puede disfrutar.

Mallplaza: reinventando el arte de simplemente ‘vitrinear’

El plan bogotano por excelencia, sobre todo dominguero, es ir a mirar, pero no comprar nada. Pero en centros comerciales como el Mallplaza, antes La 14, que han tenido un rediseño considerable, esto ya es otra cosa.

De hecho, el centro comercial, ahora en forma de L, tiene restaurantes de todo tipo en los que puede parchar con quien quiera y puede encontrar desde postres hasta sushi.

Pero, si lo que quiere es luego ir a hacer compras, debido a un diseño estándar de vitrinismo, ya no hay tiendas con avisos rechinantes, sino lugares cálidos y ventanas amplias, con visuals que obedecen a tendencias actuales y que invitan a quedarse a interactuar en las tiendas.

Y es que el centro comercial se adecúa a lo aspiracional: ya no tiene que irse tan lejos (si es que vive en el centro occidente) por una de las grandes marcas de fast fashion como H&M, que pronto llegará al centro comercial.

Ahora, el uso del espacio también se ha regulado. Puede leer, o comerse un helado en su espacio central, hecho casi como un parque, donde puede sencillamente tumbarse y contemplar el cielo. O ir a un lugar especial dentro del espacio para hacer todas sus diligencias, sin necesidad de dar tantas vueltas.

Pero, sin duda, lo mejor del centro comercial está en su último piso, donde se revoluciona el concepto de plaza de comidas. Ya no tiene que velar como un perrito triste por una mesa, cuando puede ir a esta miniciudadela y probar propuestas gastronómicas de comida peruana, mexicana, española e incluso cócteles en lugares más acogedores y menos homogeneizados.

De esta manera, el Mallplaza se ha convertido en un espacio donde se puede encontrar todo, incluso habitaciones, con un claro rediseño contemporáneo donde el “vitrinear” va más allá de un plan insulso.

¿Dónde queda? Ave Cra 30 # 19, Los Mártires.

Hotel Hilton Garden Inn: más que un lugar de paso

Los hoteles “para ejecutivos” o cercanos a los aeropuertos, suelen ser atosigantes celdas de diseño que cumplen con su función primaria: que la gente duerma, coma y se vaya. Esto no pasa con el Hilton Garden Inn, que desde el diseño de espacios ha procurado que la gente vea en el espacio más que un lugar de paso y sí uno donde incluso puede divertirse con los amigos, hacer catas y por supuesto, descansar.

Todo viene acompañado con Happy Hours especiales, o con experiencias gastronómicas donde se prueban varios destilados y en los que el chef imagina conceptos con base en estos, como puede ser con el tequila, en el que se reimaginan varios platos como los tacos, entre otros, para complementar una noche original .

Asimismo, hay un acogedor bar en el que puede leer un libro al lado de la chimenea, o ver el partido. Y cómo no, el silencio, a veces tan necesario, puede ser complementado con una cama cómoda, mientras ve el cielo nublado capitalino. Tan importante para trabajar, o simplemente para dormir cuando le plazca.

Ahora, si lo suyo es el bienestar, puede disfrutar de su jacuzzi, o de su sauna. E incluso hacer ejercicio. Esto, en un lugar donde se sentirá a sus anchas en amplios espacios y que lo invitan más que a querer irse, a quedarse un rato más y más.

¿Dónde queda? Cra. 82 #25G 84, Fontibón

BBC: aprendiendo de la cultura cervecera capitalina

BBC ya es un símbolo de la ciudad. Y aprovechando este capital social y cultural, la marca quiere enfocarse en que sus clientes, más allá de disfrutar de la cerveza que más les gusta, pueda aprender un poco del origen de sus productos y cómo se pueden combinar.

Así, en su temporada de San Patricio, aparte de la tradicional Lagger Verde, sus expertos muestran cómo combinar por ejemplo sus cervezas más ligeras (ni lo intente con una carne con mole o pollo al curry), hasta las más oscuras, que combinan muy bien, por ejemplo, con elementos picantes.

Todo, mientras con cada cerveza puede probar cosas tan comunes como el chocolate hasta las menos pensadas, como el Wasabi. Esto culmina al enseñarle a servir y un grado “” de Maestro Cervecero. Para posteriormente, disfrutar algunos de los platos de su carta como los tradicionales nachos, o empanadas y quedarse con sus amigos en el lugar.

¿Cuándo hacerlo? Puede preguntar en sus redes sociales. Siempre hay fechas a disponibilidad.

W Hotel: un lounge que reimagina nuestra mitología

Los hoteles W en Latinoamérica, cuentan las historias de origen de cada uno de sus países en forma contemporánea. En el caso de Colombia, hay un mural de Bachué, la diosa del mito fundacional chibcha.

De este pueblo y otros originarios ha partido la propuesta de diseño del hotel, así como su nuevo lounge, donde de mano de Mauricio Pardo y Sneider Molina ( Bar Mánager y Chef Ejecutivo respectivamente) se hizo una investigación histórica sobre productos autóctonos de fácil acceso para recrear en cócteles y en una nueva propuesta gastronómica toda nuestro relato fundacional.

Así, mientras disfruta de jazz en vivo, puede difrutar un Risotto con Mute de Queso de Cabra, o un Rabo de Toro Guache (no, no es que el toro sea un ‘patán’, es que el plato es tan consistente que alude al significado de ‘líder’ en la cultura chibcha) o incluso trucha de la laguna de Neusa, pero crispy, acompañada de quinua y cubios .

Todo esto, acompañado con cócteles como el ‘Zipa’, que trae Tequila con destilado artesanal de uchuva, o el Poporo (sí, el del Museo del Oro) que combina elementos tan disímiles como el Whisky y la hoja de coca. O por qué no, probar un tradicional cóctel de Viche, pero combinado con Mezcal Unión (no es peligroso, se lo prometemos), donde también se combinan la manzanilla y el lulo fresco.

¿Dónde queda? Ak. 9 #115 - 30, Usaquén

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