La depresión infantil está emergiendo como un problema de salud mental cada vez más relevante, ya que se ha observado un aumento en el diagnóstico de trastornos depresivos en niños. Este fenómeno ha llevado a un llamado de atención para que los padres estén alerta a los signos y síntomas, permitiendo una intervención oportuna cuando sea necesario.
Aunque es común que los niños manifiesten sentimientos de infelicidad, tristeza e irritabilidad como reacciones a eventos externos, un pequeño porcentaje puede experimentar síntomas depresivos persistentes durante la infancia y adolescencia. Es importante diferenciar entre la tristeza, una emoción natural, y la depresión, un trastorno grave del estado de ánimo que requiere atención especializada.
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Estudios recientes indican que aproximadamente el 2% de los niños y el 4-8% de los adolescentes presentan depresión, con un impacto significativo en diversas áreas de sus vidas, incluido el rendimiento escolar y las relaciones interpersonales.
Los síntomas de la depresión en niños pueden variar según la personalidad y la etapa de desarrollo, pero generalmente incluyen cambios en el estado de ánimo, la pérdida de interés en actividades previamente disfrutadas, alteraciones en el apetito y el sueño, pensamientos de inutilidad o culpa, fatiga y dificultades para concentrarse. Es importante destacar que estos síntomas también pueden estar presentes en otros trastornos psicológicos, lo que subraya la importancia de una evaluación profesional adecuada.
Los factores de riesgo para la depresión infantil incluyen rasgos temperamentales, experiencias adversas en la infancia, antecedentes familiares de trastornos depresivos, comorbilidad con otros trastornos psicológicos y enfermedades físicas crónicas.
El diagnóstico de la depresión en niños puede ser complicado debido a la superposición de síntomas con otros trastornos, como la ansiedad o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Sin embargo, se considera un trastorno depresivo mayor si el niño presenta cinco o más síntomas durante al menos dos semanas.
El tratamiento de la depresión en niños puede incluir terapia psicológica, tratamiento farmacológico o una combinación de ambos, dependiendo de la gravedad de los síntomas. Los padres también desempeñan un papel primordial al fomentar una autoestima positiva, mantener la estabilidad familiar y brindar apoyo emocional a sus hijos.
Los expertos recomiendan que los padres estén alerta a los signos y síntomas de la depresión en niños y busquen ayuda profesional si es necesario. Con el tratamiento y el apoyo adecuado, los niños con depresión pueden experimentar una mejora significativa en su bienestar emocional y calidad de vida.