Definitivamente, cuando nacen los hijos, nadie está completamente preparado para la dura tarea que implica cuidarlos y educarlos. Sin embargo, los padres debemos hacer el mejor de los esfuerzos y trabajar diariamente para formar adultos respetuosos, con buenos modales, valores y principios.
En el blog Maternidad Fácil, se explica que “los niños no siempre escuchan lo que les dices, pero siempre te ven. Es por ello, que debes predicar con el ejemplo y actuar y comportarte como te gustaría que lo hiciera tu hijo”.
De igual forma, en el citado medio ofrecen algunas pautas básicas que hacen que tu hijo sea un niño bien educado, entre las que se incluyen:
- Pedir las cosas por favor y dar las gracias.
- Saludar cuando se llega a un sitio.
- No interrumpir una conversación.
Y, por otro lado, hay algunas señales que indican que tu hijo está siendo bien educado:
Es empático
Sabe ponerse en el lugar de los demás y es capaz de identificar el estado de ánimo de las personas y actuar en consecuencia. De manera, que se preocupan por el bienestar de otros e intentan que estos sean felices.
Respeta a los demás y a la naturaleza
Cuando el niño siente respeto por otras personas es una señal de que está siendo bien educado. Esto suele ser notable en el trato que el niño tiene con las personas mayores o con niños más pequeños.
Otro aspecto a tener en cuenta es la manera en la que se relaciona con la naturaleza. El respeto por los árboles, plantas o animales. Es importante inculcar en los niños el respeto por el medio ambiente y los beneficios que este aporta.
No tolera la violencia
Los niños bien educados no toleran el abuso de poder ni la violencia. De manera que no aceptarán amenazas ni faltas de respeto por parte de otros. Tampoco obedecerán a cualquier adulto que les trate de forma incorrecta. Ante situaciones como esta el niño no se quedará callado y reclamará su derecho a ser respetado.
Tampoco obedecerán a cualquier adulto que les trate de forma incorrecta. Ante situaciones como esta el niño no se quedará callado y reclamará su derecho a ser respetado.
Si el niño presencia situaciones violentas hacia otra persona o hacia él mismo, se lo dirá sin temor a los adultos indicados (padres, educadores, profesores).