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Wild Cards, cuando los adultos sueñan con ser superhéroes

De vez en cuando necesito obsesionarme con una obra literaria, y cuando me topé con Wild Cards, pensé que esta serie podría lograr mi objetivo. No porque estuviera compuesta por 23 libros, sino porque estos 23 libros eran el producto de 30 autores a lo largo de tres décadas. Generaciones de escritores, literalmente hablando, habían contribuido a una única obra de ficción. Aquel experimento literario tendría que ser digno de ver.

Solo había un problema, Wild Cards es otra serie de superhéroes. Luego de tantos comics, series y películas ubicados en los universos de Marvel y DC Comics, creía que la pregunta “¿Qué pasaría si los superhéroes existieran en el mundo real?” ya estaba más que contestada, y en efecto, al comenzar a leer creí que sería una repetición de lo mismo. Un virus alienígena ataca a los seres humanos en 1946, los humanos sufren mutaciones y así nacen los “jokers” y los “ases”. Los jokers son básicamente monstruos: hombres con cara de perro, con manos en forma de insectos o trompas en lugar de nariz; personas que agonizan en sus camas desangrándose para luego cicatrizar a una velocidad irreal y reiniciar el proceso de sufrimiento; mujeres con bocas en lugar de pezones y la piel tan transparente que se le pueden ver sus órganos vitales; damas hermosas, pero que un simple beso les deja moretones y niños más parecidos a demonios que a humanos. Por su parte, los ases son las mutaciones afortunadas del virus: Uno es capaz de levantar y manipular cualquier objeto, por más grande que sea; otro es capaz de absorber las personalidades y conocimientos de las demás personas; también existe una mujer capaz de leer mentes; un joven que manipula el estado de ánimo de los demás gracias a la gran cantidad de feromonas que expide y un viejo que detiene el tiempo. Bien, le di un punto positivo a la serie por la descripción visceral que hacía de los jokers, pero en el fondo no era nada que no existiera ya.

No obstante, poco a poco me fui dando cuenta que, aunque esta serie mostraba un universo tan grande y diverso como los de Marvel y DC Comics, la crudeza y consistencia únicas de este mundo me atrapó. Claro, hay acción, pero también hay desesperación, ira, amor, lujuria, desolación, comedia, tristeza, búsqueda de la identidad… es toda una conglomeración de emociones que mantienen al lector en un vaivén emocional no muy diferente al que nos acosa día a día.

Y es aquella crudeza, aquel karma que nos carcome la existencia la que le grita al lector que no se deje engañar, que las palabras “joker” y “as” en el fondo son sólo etiquetas. ¿Quiere absorber conocimiento? Cuidado, alguien absorbió las personalidades de Julius Robert Oppenheimer, Wernher von Braun, Jonas Salk y Albert Einstein; era una mente brillante, pero terminó olvidando quién era, peor aún, no podía decidirse entre las siete personalidades que existían en su cabeza. Está bien, contentémonos con solo manipular mentes, pero no sea ambicioso, no se meta con mentes robóticas o computadores porque puede terminar repitiendo “uno cero cero uno cero cero uno” para siempre. Tal vez sea mejor dejar las mentes a un lado y dedicarse a la súper fuerza, aunque algo como eso es difícil de esconder. A lo mejor, ser una figura pública no sea tan bueno en un mundo en el que el gobierno podría utilizarle para vencer a sus enemigos y luego liquidarle de alguna forma cuando lo vean como una amenaza. De pronto aún se pueda mantener el anonimato si puede levantar objetos. Podría construir una especie de caparazón mediante placas de hierro y salir por las calles levantando criminales sin que nadie lo vea; pero…aún necesita un trabajo corriente, y enamorarse, y tener una familia ¿a qué horas piensa salvar el mundo? Mejor echar a la mujer de su vida con alguna excusa mediocre porque no le alcanza el tiempo para hacer todo ¡Eso! ¡Mejor detener el tiempo! No obstante, ¿lo ha estado deteniendo a menudo últimamente? La semana pasada tenía cuarenta años y hoy parece de sesenta. Uno de esos jokers, por más mutaciones monstruosas que tuviera, perfectamente podría ver con mejores ojos sus propias falencias que las que tribulan a los ases.

He ahí la magia de Wild Cards. Es un canto al realismo y a la futilidad de las apariencias. En un mundo dividido entre “jokers” y “ases”, los humanos se aferran a las promesas que ofrecen las habilidades metahumanas, para luego caer al abismo en el que se encuentra cualquier otro joker. Nada más humano que eso, lo cual causa que el lector se identifique con los personajes de este universo, ya sean jokers o ases. Wild Cards es una historia más sobre superhéroes, pero más cercana al lector.

Por tanto, si usted es de esos que aún mantiene un comic de algún superhéroe debajo de la cama, o de aquellos que se despierta asustado porque a sus treinta años soñó con que salvaba a damas en apuros, no se preocupe. Así como cada Halloween hay un niño disfrazado de Hombre Araña, Batman o Aquaman, Wild Cards apela a un público más adulto con la Gran y Poderosa Tortuga, Croyd Crenson, Fortunato y muchos más. Si no es de esos a los que le atraen los mundos fantásticos, le aseguro que no sólo sus personajes son lo suficientemente humanos, sino que también su universo está anclado en nuestro mundo, por lo que, por ejemplo, los jokers llegan a iniciar un movimiento por sus derechos civiles y Gary Powers se torna en un as llamado Eagle Eye. Asimismo, tampoco se preocupe por que termine pronto con ella. Ésta es el resultado de un esfuerzo titánico de treinta escritores por crear un mundo compartido y continúan dedicados a esta tarea. Además de los 23 libros ya publicados (con más en camino), existen dos juegos de rol y pronto se estrenará una serie de televisión. Pero sobre todo, es una serie que durante tres décadas ha mantenido consistencia y calidad a pesar de la cantidad de sus colaboradores; por consiguiente, por simple curiosidad literaria también sería interesante echarle un vistazo.

Lo invito a leer esta obra de ficción capaz de alejarlo de la realidad- algo que se necesita de vez en cuando- pero también capaz de mantenerlo soldado a ella como las raíces de un árbol a la tierra. Y lo más importante, Wild Cards me ha hecho volar muy alto, al leerlo, no se olvide de hacerlo usted también, querido As.

Por: Juliana Vargas

 

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