Hace mucho rato no había un tipo tan influyente para su propio club debajo de los tres palos. Es decir, arqueros campeones ha habido varios y de rendimiento superlativo: Camilo Vargas fue piedra angular para Santa Fe en su momento; Luis Delgado emergió en un crítico momento para encumbrarse con sus manos como ídolo de Millonarios en la definición por penales contra Medellín; Franco Armani, que entró a tierras colombianas después de que Nacional lo viera en una gira de pretemporada hecha en Argentina cuando trataba de ganarse la vida en el modestísimo Deportivo Merlo y hoy es, sin lugar a discusiones, uno de los arqueros históricos del verde de Antioquia; Aldo Bobadilla, que recaló en el país después de haber naufragado en las turbulentas aguas del Boca Juniors de Lavolpe y Russo y se transformó en uno de los mejores guardametas extranjeros que haya estado en nuestro fútbol…
El turno hoy es para el uruguayo Sebastián Viera. Recién apareció por Colombia su presencia era toda una novedad: era aquel arquero del Villarreal de España que Manuel Pellegrini condujo a semifinales de Champions. Tal vez desde la llegada del chileno Óscar Wirth –que en su momento vino procedente de Valladolid al Medellín y con historia en Cobreloa y la selección chilena– no se producía esa clase de desembarco en el país. Lo de Wirth fue muy malo: atajando con el Medellín se comió varios goles y su nivel no colaboró para que el equipo antioqueño entrara al octogonal de 1988.
Viera, en cambio, ha estado magnífico. Aunque recién contratado parecía que no iba a cumplir las expectativas, se amoldó y hoy está, junto con Delménico y Carrabs, incluido en la Santísima Trinidad de arqueros extranjeros ídolos del Junior. Sus manos han determinado la suerte de la institución que ha sabido defender con cariño y respeto en varias oportunidades, pero en esta campaña sí que ha sido indispensable para el conjunto dirigido por Alexis Mendoza, que curiosamente se ha destacado por tener prominentes fallos en el sector defensivo.
Viera igual ha sabido detener las balas: contra Millonarios, si se revisan atentamente los dos partidos de la llave de cuartos, el uruguayo atajó tres balones de gol en Barranquilla que pudieron acortar la diferencia del 2-0 en el encuentro de ida y en Bogotá, a pesar de caer 4-1, de nuevo Viera se transformó en Supermán para evitar una goleada aún más escandalosa. Un gol suyo de tiro libre a Vikonis y dos atajadas en la serie de penales frente a Macalister Silva y Rangel fueron suficientes para consagrarse este año como uno de los mejores guardametas.
Y en semis contra Nacional, el duelo de invencibles lo protagonizó al lado de Franco Armani –también de nivel gigantesco–. Estaba muy pareja la pugna entre ambos porque los dos, en la llave Nacional-Junior, fueron figuras. Viera ganó el pulso en los penales: su intuición para quedarse ubicado en el centro del arco y así desairar el intento de engaño de Henríquez lo encumbró como el mejor portero de la temporada.
Falta la final, claro está, pero Viera ya hizo muchísimo para ser el número uno del arco en el fútbol colombiano.
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