En la pasarela de moda masculina en otoño 2015 en París, Kostas Murkudis dijo: “Yo no creo en lo unisex. Yo creo en la libertad de decidir la forma en la cual nosotros nos queremos presentar y comunicar. No significa que estamos intentando lucir todos de la misma forma ni que queremos negar nuestros cuerpos”.
La inmersión de los debates sobre la igualdad de género dentro de la moda ha logrado que dichos conceptos sean creativamente difundidos y, finalmente, ampliamente aceptados en los diferentes públicos que acogen a los diseñadores. Conceptos como la ‘androginidad’, la cual se refiere a la apariencia física que resulta de la combinación de rasgos masculinos y femeninos en la persona, es un factor con una marcada acogida dentro de la industria de la moda. Un ejemplo evidente fue la campaña femenina para Louis Vuitton que realizó el hijo del reconocido actor Will Smith, Jaden Smith, en la que vistió piezas femeninas y fue viral en redes a principio de este año. El mensaje es claro: cualquier persona puede ser andrógina, pues en realidad no depende de la identidad de género.
La moda andrógina esta cobrando fuerza con el paso de los días y se hace evidente desde los desfiles internacionales hasta las aperturas de casas independientes que le apuestan a este público. Cada vez los rasgos pronunciados y las características asociadas con virilidad se pierden en los modelos durante las pasadas de los desfiles a través de los años. Gucci, Prada y Hood by Air han destacado fuertemente este concepto durante la semana de la moda masculina otoño-invierno 2015 y lo han mantenido hasta las recientes pasarelas masculinas otoño-invierno 2016, mostrando piezas intercambiables entre los y las diferentes modelos. Se observa una neutralidad de género. Sin embargo, como algunos creen, esto no es una tendencia naciente –David Bowie y Mick Jagger lo venían profesando desde finales de los sesenta– sino que es un nuevo ciclo que esta tomando la nueva generación de la moda.
El desafío está en los ajustes. Aunque el estilo se puede trasladar a los dos géneros, las hormas varían entre hombres y mujeres. Este reto hace que muchos diseñadores busquen un patrón o punto medio para que sea atractivo para ambos públicos, pues se han dado cuenta de que hoy en día en la moda prima el uso que se le da a la prenda que quien es el que la usa.
La androginia en la moda seguirá en auge los próximos años –lo aseguro– ya que como clientes y compradores que le damos forma al mercado, se ha vuelto más sobre si las telas son hermosas, si los acabados son eficientes, si las prendas son raras y únicas más que si se encuentran en la sección de hombres o mujeres.
*Las opiniones expresadas por el columnista no representan necesariamente las de PUBLIMETRO Colombia S.A.