La pandemia de COVID-19 en Latinoamérica, región que está a punto de superar la barrera de los 100.000 muertos, se encuentra en «una fase intensa, con una tendencia preocupante a un continuado aumento de casos», subrayó hoy el jefe de emergencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El director ejecutivo de Emergencias Sanitarias del organismo, Mike Ryan, indicó en rueda de prensa que en América se han medido aumentos en el número de casos de entre el 25 y el 50 por ciento en la última semana y «muchos países siguen teniendo una transmisión comunitaria sostenida».
La pandemia llegó más tarde a la región que a otras zonas gravemente afectadas como Europa o Estados Unidos, y sus tasas de mortalidad son algo más bajas, pero Brasil es el segundo país del mundo en número de muertos, con más de 51.000, y México el séptimo, superando los 22.000 decesos.
«Desgraciadamente no se ha llegado en la región a niveles bajos de transmisiones que permitan decir que se ha llegado al pico de la enfermedad», afirmó Ryan, quien indicó que los gobiernos de la zona tienen que seguir manteniendo una clara comunicación con sus ciudadanos para que haya una respuesta comunitaria a la pandemia.
«La llegada del pico y la trayectoria posterior tienen que ver mucho con lo que haga un país», añadió Ryan, quien subrayó que «el virus explota la situación en sistemas de salud débiles».
«Hay que actuar a todos los niveles y usar todos los recursos», insistió el experto irlandés, quien reiteró su llamada a localizar el mayor número de casos y rastrear los contactos como una de las medidas básicas para frenar los contagios.
La jefa del Departamento de Enfermedades Emergentes de la OMS, María Van Kerkhove, añadió que la situación podría agravarse en zonas de Suramérica que están entrando ahora en los meses más fríos del invierno austral, por la coincidencia de la temporada de dolencias gripales.
«Podría haber casos en los que se confundan la gripe y la COVID-19, dificultando el seguimiento de la enfermedad», subrayó.