El presidente Iván Duque evocó la ayuda que hizo el Estado colombiano al sector bancario en la crisis de 1999, una de las más importantes y de donde las entidades con más presencia, lograron salir fortalecidas. La ayuda, que pidió Duque en marzo, tenía el fin de que uno de los sectores mejor posicionado en la economía del país se hiciera presente en esta crisis que se vive por el coronavirus, con ayuda y con solvencia.
Sin embargo, al pasar de las semanas, las cartas se han ido destapando y no dejan bien paradas a las entidades financieras. Primero, las denuncias por cobros a quienes recibieron el subsidio solidario, segundo, el descubrir que la mayoría de los bancos no amortizaron los créditos de los usuarios, sino que les difirieron deudas, endeudándolos más con intereses.
La tercera, fue la revelación de las ganancias multimillonarias de los bancos en medio de la crisis. El senador Armando Benedetti aseguró que serán 500.000 millones de pesos y que estos estarían amparados por el Gobierno.
El cuarto punto llegó de manos del senador David Barguil, que señaló que las entidades bancarias aprovecharon la situación para subirle a las tasas de intereses, ahondando en la crisis.
La quinta l se manifestó con las empresas que pidieron préstamos y se encontraron con un no como respuesta, lo que le abrió la puerta a las quiebras y a los despidos masivos.
A las protestas virtuales se sumaron las de algunos legisladores que empezaron a pedir cuentas al sector financiero que no pierde y solo gana en esta crisis, en donde hay miles de colombianos al borde de la miseria.
Por esto, el pasado lunes se realizó en la Comisión Primera del Senado, una especie de debate de control político con Santiago Castro, presidente de la Asobancaria, que respondió a las polémicas y en donde los senadores pidieron cuentas de la ayuda del sector en medio de la crisis.
La Asobancaria asegura que los bancos no son enemigos del país y que están respondiendo a las medidas que el Gobierno ha propuesto. Asegura que no son vampiros y que están colaborando con la crisis. Sin embargo, los senadores opinan lo contrario y desde todas las orillas políticas.
“La solidaridad de la que hablan es una solidaridad de mierda. Es contundente que para los bancos ninguna situación les sensibiliza y pese a que son dineros del Gobierno responden por el 90% de los créditos, siguen exigiendo garantías para prestar y no recuerdan que el mismo Gobierno les ha dado la mano cuando pasaron por la crisis de los años 90, donde se impuso un impuesto del 4 x 1000 para ayudarlos a salir de su difícil situación financiera”, aseguró el senador Benedetti, del Partido de la U.
Por su parte, el senador del Partido Liberal, Luis Fernando Velasco, aseguró que los bancos no están de parte de la gente y que la pandemia ha revelado las caras de quienes no quieren ayudar.
“Los bancos no estaban preparados para esta crisis y por lo tanto pese a la situación no prestan ni prestarán, porque no les parecen suficientes garantías y además no son solidarios. Su negocio ahora se ha diversificado y están haciendo carreteras y puentes, algunos de los cuales se les han caído. Igualmente, son dueños de los medios de comunicación y también están construyendo viviendas dentro de una amplia concepción, apoderándose de la riqueza de otros sectores. Eso le hace mal a la economía y les están haciendo un mal a los clientes”, denunció el senador Luis Fernando Velasco, del Partido Liberal.
Para Benedetti, “los banqueros tienen secuestrada a la democracia, son dueños de muchos políticos. Por eso se habla más de esto en los medios, que en las comisiones III y IV y la realidad es que esto ya no depende del legislativo, depende del presidente”.
Los congresistas convienen en que Duque debe ser quien declare mecanismos de excepción para que se cumplan las disposiciones de las ayudas de préstamos a los empresarios en crisis.
Por ahora, el presidente Iván Duque, reiteró el llamado a los bancos a que colaboren en medio de la crisis y no se comporten como vampiros:
«No voy a permitir, como Presidente de la República, que aquí hay instituciones que quieran actuar como vampiros en momentos que necesitamos un sentido de responsabilidad. Aquí nadie está invitando a que los bancos sean irresponsables, a que pongan en riesgo el ahorro de los ciudadanos, aquí estamos actuando todos con un sentido de responsabilidad y creo que nosotros tenemos una garantía muy amplia y que da tranquilidad», señaló Duque en medios.
David Barguil, senador conservador, responde:
¿Realmente los bancos sí están ayudando? Las denuncias apuntan a que encubrieron las ayudas y plazos con intereses…
La verdad es que las medidas tomadas por el Banco de la República y el Gobierno Nacional para inyectar liquidez a la economía no se han visto suficientemente reflejadas en el consumidor final, y esto es responsabilidad de los bancos.
¿Cuáles son las cifras que sustentan esto?
En el debate de control político al sector financiero que realizamos en la Comisión Tercera del Senado expusimos datos muy concretos como los siguientes: Aunque el Banco de la República disminuyó en 50 puntos básicos la tasa de intervención del 4,25% al 3,75% (es decir, una reducción de 11,7%), siete de los principales bancos -que representan el 55% de todo el mercado- subieron sus tasas de interés para tarjetas de crédito entre el 6 y 10 de abril a un promedio de 139 puntos básicos por encima de las tasas vigentes de la última semana de marzo. Este aumento representa un crecimiento del interés en proporción al 6,12% en dichos bancos. Además, siete de los principales bancos que suman el 57,7% del mercado presentaron alza en sus tasas de interés para crédito comercial ordinario con un incremento promedio de 123 puntos básicos en la tasa E.A., aumento que representa un crecimiento del interés en proporción al 9% en dichos bancos comparado con finales de marzo.
¿Y cuál ha sido el papel del Gobierno?
Recientemente, el Gobierno a través del Fondo Nacional de Garantías les anunció a los bancos que va a dar entre el 80 y el 90% de respaldo, así que ya no hay excusa para que los bancos no le presten a los pequeños y medianos. Lo que ha pasado es que dejaron solo al Banco Agrario para que sea el que ayude a esos micro, pequeños y medianos. La banca comercial no le interesa meterse ahí, por un lado porque aducen que hay un alto riesgo -argumento que se cae con el respaldo del gobierno, y por el otro lado simplemente su negocio no está en créditos pequeños sino que quieren estar en los grandes negocios de las empresas más grandes. Esa no puede ser la actitud en estos momentos.
¿Qué se puede hacer para que el sector bancario no se vuelva el enemigo número uno de la economía de los colombianos, por estos días?
Aquí hay que revisar y emular lo que hizo Chile. Allí hubo un gran acuerdo nacional entre la banca chilena y el gobierno de ese país para lograr una disminución sustancial de las tasas de interés. Como ya lo dije, el gobierno colombiano subió el nivel de garantías al 90%, entonces es el Estado el que asume prácticamente toda la responsabilidad y el paso siguiente es exigirles a los bancos del país que hagan una disminución sustancial de las tasas de interés. Yo hago un llamado para que sigamos el camino de Chile y logremos un acuerdo nacional entre el Estado colombiano y la banca local y le demos esa noticia a los sectores productivos de que ese dinero va a llegar realmente a quienes lo necesitan.
¿Los bancos dicen que sí están siendo solidarios, entonces qué pasa?
Ante las denuncias que hemos recibido uno se pregunta ¿a quiénes les están prestando? La respuesta es que probablemente a quienes no lo necesitan, porque le prestan a los que tienen suficiente liquidez o cómo resistir. En el debate demostramos que de la línea de Crédito Colombia Agro Produce, el 94% del total de recursos ($226 mil millones) se ha destinado a grandes empresas. Sólo el 4% a los medianos y 2% a los pequeños empresarios. 35,6% de los recursos se han concentrado en Bogotá y el 83% se ha destinado a 45 clientes. Lo que se debe hacer es todo lo contrario, inyectarle liquidez a las micro, pequeñas y medianas empresas que son las que necesitan el apoyo del Estado porque, además, es allí donde se concentra el 80% de la generación de empleo formal en Colombia.