Unas heladas más fuertes de lo habitual cubren de escarcha en las madrugadas vastas extensiones de tierra en el departamento colombiano de Boyacá, donde 14.555 familias campesinas de 59 municipios se han visto afectadas por la ola de frío que quema pastizales y cultivos.
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El gobernador de Boyacá, Ramiro Barragán, calcula que unas 48.000 hectáreas han sido dañadas por las heladas, un fenómeno que ocurre todos los años cuando las nubes desparecen del cielo, pero que en este 2020 ha sido «más fuerte».
«El 85 % corresponde a pastos que son los cultivos de los valles, pero esta vez las heladas fueron tan fuertes que llegaron hasta las montañas y por eso afectaron otro tipo de productos como los frutales», afirmó Barragán a periodistas en Tunja, la capital de Boyacá, departamento que no solo es una despensa de alimentos sino de ciclistas.
La falta de nubes hace que los días sean de un sol y calor intenso y las noches y madrugadas más frías de lo habitual, fenómeno que se siente también en la sabana de Bogotá.
CAMPESINOS DAMNIFICADOS
En las fincas de Soracá, localidad cercana a Tunja, Tito Alfonso Valentín lleva varios días recogiendo lo que sobró de sus cultivos dañados de maíz y papa.
«Perdí 20 millones de pesos (unos 5.830 dólares) con el cultivo de maíz», relata a Efe el campesino, quien lleva puesta una ruana típica de la zona para protegerse del frío que en algunas madrugadas cae por debajo de cero grados centígrados.
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Al igual que Valentín, una vecina suya lamenta que las heladas hayan quemado los pastos de su pequeña propiedad rural, con lo cual las vacas no pueden alimentarse bien.
«Antes cada vaca daba diez litros de leche y ahora da tres», cuenta la mujer a EFE.