Enredado en una red trasmallo, así fue hallado por pescadores esta semana, un tiburón ballena de cinco metros de largo en las inmediaciones de las playas del Cabo de la Vela, en el municipio de Uribia, La Guajira.
El caso salió a la luz pública por una turista alemana que publicó las fotos del enorme animal cuando era sacado a la playa como un trofeo por los pescadores durante su faena diaria.
El ejemplar de piel gris y manchas blancas sirvió para alimentar a docenas de personas asentadas en el Cabo de la Vela que viven de lo que el mar provee.
Corpoguajira, la autoridad ambiental del departamento, informó a PUBLIMETRO que inmediatamente conoció la situación denunció el caso a la subestación de la Policía Nacional más cercana a la zona y fue tipificado como “pesca incidental”.
Cuando llegaron los uniformados a la playa donde ocurrió el hecho ya el animal había sido repartido entre la comunidad y no quedaba rastro de él.
“Lo que muy pocos pescadores en el Caribe colombiano conocen es que este tipo de peces están protegidos en el Plan de Acción Nacional de Conservación de Tiburones por encontrarse en la lista de animales vulnerables por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza”, dijo a PUBLIMETRO la docente de la Universidad del Norte y doctora en biología marina del Politécnico Nacional de México, Jimena Bohórquez.
¿Un posible crimen?
Algunos testigos de la pesca señalaron que el gigante de los mares llegó aun jadeando a la playa y los pescadores manifestaron que debido a su peso había sido imposible regresarlo a aguas profundas. Su comportamiento es pacífico porque no son depredadores por naturaleza, esta especie se alimenta de plancton y son muy fáciles de capturar.
De acuerdo a la bióloga marina estos tiburones pueden medir hasta 12 metros de longitud y pesar más 42 toneladas, lo equivalente al tamaño de un bus escolar y pese a ser tiburones, estos peces son calmados y tranquilos porque no son agresivos. A menudo son descritos como cariñosos y hasta juguetones con los humanos.
“Lo que vemos en este caso es que sin querer por sus grandes dimensiones se enredan en las redes y para los pescadores es pesca incidental, no estaban buscando este tipo de pez, pero cayó en la red”, detalló Bohórquez.
Pequeño bebé
Pese al gran tamaño del tiburón que fue capturado, según la bióloga, se trataba apenas de un “pequeño bebé” que aún no había alcanzado su madurez.
“Estos tiburones viajan alrededor del mundo y vienen a zonas cálidas para reproducirse y a buscar alimento. Estos peces viajan mucho atravesando casi 28 kilómetros diario y alcanzan profundidades grandes. En Colombia se han registrado avistamientos de hasta 128 metros de profundidad, que es mucho. Allí buscan más plancton con el cual alimentarse”, explicó la experta.
De acuerdo a la escena descrita por los testigos del hecho, la perdida de este espécimen se ha podido prevenir.
“Con otros animales los pescadores no se pueden dar la licencia de liberarlos porque los atacan en las redes y estos tiburones ballena no van a atacar. Lo que sucede es que los liberan y el error es que son llevados a tierra. Como el animal es muy grande no lo pueden regresar a aguas profundas y muere en poco tiempo en la playa por falta de oxígeno”, lamentó la bióloga.
Este pez majestuoso y único en su tipo combina la anatomía de las ballenas con las agallas del tiburón.
“Ellos no respiran como las ballenas porque ellas tienen que salir a la superficie a respirar, en cambio las agallas de estos tiburones los ayuda a comer y a respirar bajo el agua y por ello es vital que este sumergido. Los tiburones son esenciales en la cadena alimenticia y juegan un papel clave en el ecosistema de los mares y la pérdida de uno de ellos desequilibra la vida marina”, concluyó Bohorquez.
Instituciones como National Geographic insisten en su preservación debido a que su población ha disminuido drásticamente en un 50 por ciento en los últimos 75 años.
La frase: “Los tiburones son esenciales en la cadena alimenticia y juegan un papel clave en el ecosistema de los mares y la pérdida de uno de ellos desequilibra la vida marina”, dijo la docente de la Universidad del Norte y doctora en biología marina del Politécnico Nacional de México, Jimena Bohórquez.
La cifra: Un 50 por ciento en los últimos 75 ha bajado la población de tiburones ballena en los mares.