El caso de la familia Ambuila ha generado conmoción en el país por los niveles de corrupción que alcanzó la Dian en el mayor puerto de Colombia.
Los paseos de Jenny Ambuila en un Lamborghini por las calles de Miami, sus bolsos de 5, 10, 15 millones de pesos fueron los que alertaron a las autoridades sobre los manejos inescrupulosos y corruptos de su papá en la entidad.
En buenaventura, la vida de los Ambuila era muy diferente a la de si hija en Estados Unidos. En la ciudad no levantaban sospechas, pues la familia vivía en una modesta casa en el centro de la ciudad.
Los padres de la joven que disfrutaba en Harvard tenían una camioneta clase media. Vivían en un sector de personas con recursos, pero para personas que devengaban lo que estaba estipulado en su contrato.
El sueldo del hombre podía llegar a los 10 millones, pero en regla era de seis millones, mucho más de lo que devengan muchas personas en el país. Sin embargo, conocidos del hombre no lo señalan como un hombre ostentoso, sino tranquilo y modesto.
La presunción de que lavaban dólares en Estados Unidos y que su hija era el canal para enviarlos fuera del país, es la que tienen a Jenny Ambuila bajo el ojo de las autoridades.
La insólita respuesta de la joven sobre la procedencia de su fortuna:
¿Cómo podía costear un Lamborghini Omar Ambuila si su sueldo no superaba los seis millones de pesos mensuales? ¿Cómo su hija podía gastar entre 1000 y 3000 dólares en una sola salida en Miami, si además de lo que le giraba su papá no tenía otra entrada económica.
El jefe de carga y llegada de mercancías de la Dian en Buenaventura sobornaba y recibía dineros de gente que quería introducir contrabando por el mayor puerto de Colombia.
Le pagaban gruesas sumas por dejar pasar ropa china, electrodomésticos, celulares y un sin fin de mercancías de contrabando. Solo tenía que dejar entrar la mercancía y con eso se volvió millonario de la noche a la mañana.
Su hija estudiaba en Estados Unidos y en redes sociales presumía su lamborghini, avaluado en unos 1000 millones de pesos y una camioneta Porsche Cayenne de unos 400 millones de pesos, blanca.
Al mejor estilo de los narcotraficantes, compraba bolsos Louis Vuitton, Yves Saint Laurent, Gucci, y Dolce & Gabanna que podían superar los 40 millones de pesos, sin hablar de su ropa, que un solo outfit podía superar los 2000 dólares… el sueldo del papá.
Compraba boletas para los festivales de música más importantes del mundo y se la pasaba de viajes.
Fue así como las autoridades pusieron los ojos sobre el funcionario y descubrieron el entramado corrupto de la entidad.
Pero ella se defiende y asegura que todo lo que tiene es legal y que además fue comprado con el sudor de su frente, en su trabajo como influenciadora en redes sociales.
Jenny Ambuila dice que compró su lujoso carro con los ingresos que obtenía como youtuber:
«La señora Jenny dijo que no había nada de irregular en sus dineros y que de ser así no publicaría sus gastos en las redes sociales. Además, dijo que era influencer en Youtube y que de ahí provenía su dinero», dijo el investigador a la emisora Blu Radio.
Sin embargo, Ambuila no ha podido justificar sus gastos y por eso es procesada por la justicia.